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 domingo, 14 de marzo de 2004

Perspectivas
Los peligros de la información

En "La ocupación. Información y guerra", el periodista Osvaldo Tcherkaski traza un paralelo entre las guerras lanzadas por los Estados Unidos en los inicios del nuevo milenio y la manera en que operan las corporaciones de medios, que a su juicio bastardean el trabajo periodístico convirtiéndolo en un nuevo sistema de opresión.

La forma temprana del nuevo desorden mundial en los medios, tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética fue la abolición de su historia y su reemplazo por los reality shows, el nuevo nombre de la televisión.

Rediseñados desde principios de los 90 para adaptarse a la nueva fórmula, los diarios trasladaron el dominio de la televisión y sus clonaciones en Internet a su versión impresa: cuanto mayor el espacio para la imagen, mayor la economía en los textos, mejor la sintonía con la TV en fotografías, infografías, dibujos y viñetas.

Luego, al despuntar el siglo XXI, otro gran desorden mundial alborotó los medios con una explicación: el mundo había pasado a ser otro desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

En "La ocupación", publicado por Adriana Hidalgo, Tcherkaski analiza cómo los imperios mediáticos capitalizaron y manipularon acontecimientos de este tipo y explica de qué manera la información se ha vuelto una mercancía como cualquier otra, sujeta a los vaivenes no ya de un negocio sino a los flujos financieros, según el periodista, "la forma más destructiva del capital".

"En los casi 40 años que llevo en esta profesión, la crisis de legitimidad y credibilidad que ahora la afecta no figuraba entre las peores predicciones que pude haber temido o imaginado con mis colegas. La autocensura, el sensacionalismo, el temor a perder el trabajo, son las determinaciones excluyentes de un campo profesional que siempre confinó la libertad de prensa a las fisuras entre las líneas de tensión y las marañas de interés de cada época", opina el autor en el prólogo.

El periodista asegura en su obra que la propiedad de los medios de comunicación se concentra cada vez más en un reducido número de megacorporaciones que se fusionan con conglomerados ajenos al universo informativo, y cuya prioridad es satisfacer las demandas del mercado y la cotización de sus acciones en las bolsas de valores.

Según Tcherkaski, Argentina no es una excepción, ya que sus redes mediáticas son sincrónicas con tales cambios y avanzan en los mismos objetivos que las corporaciones mundiales.

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