| domingo, 14 de marzo de 2004 | Lo detuvieron cuando intentaba robar una carga en Ovidio Lagos al 900 Un comisario de la bonaerense, a la cabeza de una banda de asaltantes Un jefe policial de La Matanza cayó con dos civiles. Pese a ser golpeado, un custodio privado frustró el golpe Un comisario de la policía bonaerense no sólo el límite entre Buenos Aires y Santa Fe sino también la línea que separa la ley del delito, para cometer un hecho de piratería del asfalto. En compañía de dos cómplices civiles intentó robarse un cargamento de plaquetas de computadoras que arribaba a Rosario, pero el atraco se frustró porque el custodio del local que pretendían asaltar alcanzó a dar la voz de alarma. El funcionario policial y sus secuaces fueron alcanzados por varios patrulleros del Comando Radioeléctrico en Avellaneda y Presidente Perón, que los fueron cercando gracias a los datos que les aportaba un cadete que iba en motocicleta y fue testigo de la fuga del trío.
La gavilla estaba integrada por el comisario Omar Vicente París, de 47 años, quien trabaja en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de La Matanza; y los civiles Hugo Jesús Roldán, de 48, y Carlos Horacio Fontana, de 53, ambos radicados en Capital Federal. Los tres se desplazaban en un Renault Mégane color blanco, patente BYC 682, propiedad del último de los mencionados.
La historia del golpe que no fue comenzó en la noche del viernes, cuando Marcelo Sigmoni, de 24 años, llegó a Rosario al mando de un camión Fiat con semirremolque que transportaba un container completo con plaquetas para computadoras. El chofer había salido del puerto de Dock Sud, en Buenos Aires, y debía entregar la carga en el galpón de la empresa Falcon Free, ubicado en Ovidio Lagos 975 de Rosario.
Según la reconstrucción que hicieron los investigadores, Sigmoni llegó al lugar previsto cerca de las 22 del viernes. Falcon Free es una planta donde ensamblan computadoras, pero como era demasiado tarde, el camionero no podía entregar la carga. Por ese motivo decidió dejar el semirremolque en el galpón de la empresa y pasarlo a retirar por la mañana.
Entonces, el camionero partió con el "tractor" hacia una parrilla de bulevar Oroño y avenida Uriburu, para cenar.
Luego de comer, Sigmoni se dirigió nuevamente hacia el camión y cuando estaba por subir a la cabina fue abordado por un hombre que lo encañonó con un arma de fuego y lo obligó a conducir. Según trascendió, era el propio comisario París, quien portaba una pistola marca Glock calibre 40 con doce proyectiles en su cargador y uno más en la recámara.
Así, el poliladrón y su víctima se pusieron en movimiento. Según el relato del chofer, París, que recibía instrucciones por medio de un handy, lo hizo detener a dos cuadras para que subiera otro cómplice.
El camión siempre estuvo escoltado por el Renault Mégane. Después de dar vueltas durante casi dos horas, Sigmoni escuchó que por el handy le avisaban a los delincuentes que ya podían ir hacia el galpón de Ovidio Lagos al 900, el mismo donde unas horas antes el camionero había desenganchado el semirremolque. El plan de los hampones era apoderarse de la carga de insumos de informática que se guardaba allí.
Pero al llegar a la puerta de Falcon Free se les complicó el plan. Sigmoni, siempre bajo amenaza de muerte, tocó timbre y cuando el vigilador Raúl Alberto Cisterna le abrió la puerta se encontró con que el chofer estaba encañonado. El guardia intentó resistir el ingreso de los ladrones. Así comenzó una breve pelea que terminó cuando uno de los maleantes, que portaba un garrote de madera, le asestó un golpe en la cabeza a Cisterna.
Herido y todo, el guardia alcanzó a ganar la calle para pedir auxilio. Según fuentes de la seccional 6ª, en ese momento pasó por Ovidio Lagos un cadete en motocicleta que alcanzó a presenciar la secuencia en la que los delincuentes abordaban el Mégane y emprendían una veloz fuga hacia la zona sur de la ciudad.
Este testigo, cuya identidad no trascendió, comenzó a seguir al vehículo en el que iba la banda a una distancia discreta. De esa forma, el motociclista le aportaba todos los datos necesarios a la central del Comando Radioeléctrico. "El operativo hizo que los sospechosos fueran alcanzados en Presidente Perón y Avellaneda, donde al ser rodeados por seis o siete patrulleros se entregaron sin ofrecer resistencia", comentó un vocero.
Los tres delincuentes fueron trasladados a la seccional 6ª, donde quedaron detenidos e incomunicados hasta el lunes, día previsto en principio para que la jueza de instrucción en turno, Carina Luratti, les tome declaración. El trío "podría ser acusado de privación ilegal de libertad, intento de robo calificado, lesiones y asociación ilícita", opinó un allegado a la investigación.
Con relación al comisario París, ayer se supo que trabajaba en la DDI de La Matanza, el partido más populoso del Gran Buenos Aires. A pesar de su jerarquía no estaría al frente de ninguna repartición. "Gente mala hay en todas partes. Es evidentemente que éste (por París) decidió cruzarse de bando y no tuvo inconvenientes de hacer un trabajo acá", opinó un oficial rosarino. Otros uniformados, a su vez, se mostraron sorprendidos de que un oficial en actividad, con graduación como para manejar una seccional, saliera personalmente "de caño" a robar en una provincia donde no tiene jurisdicción. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Con armas y equipos de comunicación. El trío de piratas del asfalto estaba bien pertrechado para el golpe. | | |