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 domingo, 29 de febrero de 2004

Sociedad: Las mujeres en el rock

Se sabe que el universo cultural del rock está cumpliendo su cincuentenario, si contamos desde 1954 cuando, al caer los créditos de "Semilla de maldad", podía escucharse "Rock alrededor del reloj" interpretado por Bill Halley y sus Cometas, provocando que el público (mayoritariamente juvenil) terminara bailando en las plateas.

A través de medio siglo, el originario rock and roll fue mutando intereses, entronizando y destruyendo creadores e intérpretes, tolerando subgéneros, y siendo asociado a diversos clisés que parecen conservar vigencia. Pioneros como Berry en autoría y Elvis como el Rey sobre el escenario provocaron en los Estados Unidos una masividad y una explosión comercial incontenibles, y eso mismo constituyó el inicio de su temprano descrédito, condenado como fue con la sentencia de "absorbido por el sistema".

Debió entonces cruzar el Atlántico, introducirse e instalarse a través de algunas ciudades portuarias de Europa, recuperar el viejo blues y dejar de definirse en estrictos términos de compases musicales, para transformarse en un concepto contracultural, de confrontación y denuncia social, que canalizaba la rebeldía generacional de la paradigmática década del •60, que pudo diferenciar por primera vez entre el rock y el pop.

Si algo distingue contundentemente al movimiento rockero de los demás ritmos musicales es su contenido ideológico, y características fundamentales siempre presentes, tales como: mensaje, compromiso y militancia. Pero conocemos también que por una patriarcal tradición cultural la mujer sigue relegada como sujeto productor de sentido, sólo tolerando por excepción su aparición en un mundo que por vigorosamente machista se le presenta hostil.

La cultura rock no ha sido demasiado diferente, aunque algunos resonantes nombres femeninos sugieran otra cosa. La situación llega a tal punto que aun por sobre su identificación antidiscriminatoria, el tema parece no importar demasiado, sólo permitiéndose, a modo de expiación, reconocimientos individuales y algún que otro artículo periodístico en publicaciones especializadas.

Sin embargo, la historia revela que mujeres de distintas épocas, procedencias e inclinaciones, transgrediendo reglas no escritas, coincidieron en destacarse en este exclusivo y generalmente excluyente escenario. A continuación, una breve caracterización de tres de las más conocidas y emblemáticas en el orden internacional, en un listado siempre subjetivo e incompleto:

* Joan Baez, iniciada en Cambridge, desde el folk, y al principio compartiendo la vida y el inconformismo con Bob Dylan (a quien descubre), desarrolla una carrera cuya filosofía pacifista será un manual de la coherencia a lo largo de todo el progreso de su pensamiento, apoyada en una privilegiada voz que seduce y conmueve.

* Janis Joplin, cultora del mejor blues sesentista, formó parte de la trágica trilogía de rockers desaparecidos a los 27 años, la edad fatídica del rock, junto a Morrison y Hendrix. Janis, mujer blanca y marginal, auténtica y enérgica, expresiva hasta el extremo, señaló un camino inolvidable para el rock.

* Nina Hagen, cantante alemana punk, exhibió, desde Europa, una personalidad avasallante, plena de lenguaje crudo y una presencia escénica demoledora, como queriendo decir "aquí estamos", aun convencida del no future que la inspira, en el marco de intencionales escándalos y ocasional misticismo.

Sheryl Crow, Alanis Morissette y unas cuantas más siguen confirmando desde la excepción.

El panorama en la Argentina no difiere del plano internacional. Apenas la pionera Gabriela, Celeste Carballo, Fabiana Cantilo, Claudia Puyó, Hilda Lizarazu, la Yorio, Erica García o las Blacanblues, nos muestran que quienes en su mayoría se iniciaron haciendo coros en distintos grupos (obviamente masculinos) finalmente impusieron nombres y estilos propios, acentuando la necesidad de reconocerlas por su creatividad y actitud rock y no como atractivos objetos, como parecen serlo en el mundo del pop (pensar en Britney, Avril, Christina, etcétera). Similar fenómeno se registra en países latinoamericanos y europeos.

Y aunque la mujer siempre tuvo en el rock un lugar de preferencia como temática, en ocasiones como musa de los mejores pensamientos, y otras como un mero objeto sexual a poseer, no es lo que buscaba subrayar. Se trata de mostrar que el rock (el masculino, si lo hay) con las mujeres, hace, lo mismo que critica.

Debió ser el pensador John Lennon, quien desde su reconocido feminismo afirmara, en "Woman": "Mujer, sé que comprendes al pequeño niño que hay dentro de cada hombre... ¿Por qué les costará tanto a los hombres comprender (y aceptar) el lugar que en justicia les corresponde a las mujeres?"

Ernesto Edwards

Docente universitario

www.ernesto-edwards.n3.net

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Claudia Puyó impuso su estilo.

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