Comunicación humana: Puntos de vista

Las personas nos formamos ideas sobre las cosas que suceden a nuestro alrededor, sobre los acontecimientos que vivimos, sobre las personas que nos rodean y sobre las relaciones que establecemos con ellas, y, en ocasiones, relatamos a otros acerca de aquello que vemos o experimentamos. Estos relatos pueden ser vividos por quien los recibe con malestar, con restricción, como algo imperativo que se debe aceptar sin escapatoria y, otras, por la forma en que están dichos, la vivencia es de apertura, de acercamiento a la visión de la otra persona. Por los efectos que producen, estos relatos pueden aparecer, en algunos casos, como aseveraciones y, en otros, como opiniones.

Definimos a las opiniones como conceptos cuestionables, pareceres, conjeturas transitorias, estimaciones fácilmente mutables, y, a las aseveraciones, como afirmaciones, como saberes incuestionables, verdades acabadas.

Creo que al aseverar tal o cual cosa, necesitamos recurrir a argumentaciones apropiadas, razonamientos lógicos para fundamentar y defender aquello que afirmamos. Nos identificamos con esas ideas, y si no podemos convencer a la otra persona y ésta las refuta, lo sentimos como un ataque a nosotros mismos, no a lo que pensamos. Mientras que al opinar sólo precisamos contar descriptivamente sobre nuestros pareceres, sin necesidad de recurrir a artilugios lógicos.

David Bohm sostiene que una opinión es fundamentalmente una suposición y lo ejemplifica con el accionar de un médico que cuando expresa su opinión está manifestando la mejor suposición que puede hacer basándose en las evidencias de que dispone y si no se empeña en defender su postura suele buscar una segunda opinión. Define a este tipo de opinión como "racional" y agrega que, lamentablemente, la mayor parte de las opiniones no caen dentro de esta categoría sino que son defendidas a capa y espada porque la persona se halla identificada con ellas y tiene intereses a ese respecto.

¿Cómo podemos saber de que categoría de opinión se trata? Creo que primordialmente por nuestra sensación, ya que puede suceder que, a veces, usemos frases del tipo: "mi opinión es...", "en mi humilde opinión..." o "y, es lo que yo opino...", y que igualmente, el efecto resulte en una sensación de molestia, de incomodidad, al sentir que sólo queda la posibilidad de subordinarse a esa forma de pensar, o bien, de pelearla. En estos casos, se trata de frases que tienen la forma de una opinión pero que, por su efecto, resultan en aseveraciones.

El efecto de restricción tiene que ver con la actitud desde la cual hablamos, y esto lo podemos hacer tanto desde una actitud de "yo lo sé, es así", "no me vas a venir a decir a mí", "esto es lo único que te queda por hacer", "¡cómo no podés ver que es así!", como desde una actitud de "puede ser también de otra manera", sabiéndonos imposibilitados de conocer la verdad de las cosas, falibles en nuestras percepciones.

La actitud que propone que "puede ser también de otra manera" está fundada en la comprensión de que nuestras ideas y creencias acerca de la realidad, no son la realidad misma sino que surge de la lectura que cada uno hace de esa realidad. Y esta lectura la hacemos desde nuestro mundo de significados que se va conformando a partir de las experiencias que vivimos, la cultura en la que crecimos, la educación que recibimos, etcétera. Esta lectura es válida, ya que es la propia, pero no deja de ser una visión de la realidad. En la interacción con otra persona, sea que nos expresemos desde una u otra actitud, las implicancias son diferentes. En un caso, el de la aseveración, la relación puede endurecerse, trabarse, y en el otro caso, el de la opinión, puede ser vivida con mayor fluidez, facilitando el que nos veamos tanto semejantes como diferentes en lo que pensamos y propiciando el reunirnos: vitalizarnos.

Pompeya Ré

Especializada en comunicación humana