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 domingo, 29 de febrero de 2004

Punto de vista: Los truquitos que guarda el Oscar

Carolina Taffoni / La Capital

Que sería del circo de Hollywood si no fuera por los Oscar: los estrenos que tienen posibilidades para los Oscar, las películas que hacen los que ganaron algún Oscar, la cantidad de premios (Globos de Oro, el Bafta, Asociación de Actores) que no son más que una "antesala" del Oscar, y ni hablar de esas señoras que, en plena "temporada Oscar" (de febrero a mayo, aproximadamente), en lo único que se fijan cuando están en la cola del cine es cuántas estatuillas doradas ganó tal o cual película (sí, algunos las cuentan disimuladamente mientras miran los afiches). Casi todo el año estamos girando alrededor del Oscar, pero es un ritual tan antiguo que ya ni nos damos cuenta. Tan antiguo que una gran mayoría los considera previsibles y aburridos, y acusa a los miembros de la Academia de transeros y comerciales. Es cierto que los Oscar nunca terminaron de caer en el fango como los Grammy, pero en su podio de premio más importante del mundo del espectáculo (a nivel masivo) está muy desprestigiado. Para eso los miembros de la Academia encontraron en las últimas entregas un pequeño antídoto: el factor sorpresa. El año pasado el flacucho Adrien Brody le birló el Oscar en plena cara a Daniel Day-Lewis, Jack Nicholson y Nicolas Cage. Qué satisfacción. Ahí es cuando la gente se despierta de su siesta con el control remoto en la mano. El público quiere héroes, y más fuera de la pantalla grande. Julia Roberts estaba divina con la estatuilla, pero cuánto mejor ver a la morena Halle Berry llorando desconsoladamente, ahogada, sin poder hablar, ganándole a Nicole Kidman y Sissy Spacek. Esa noche, hasta la mascota de la señora de la cola del cine estaba emocionada. Los críticos ya no se tragan ningún truquito de la Academia (el separar el galardón de mejor director del de mejor película, por ejemplo), pero más de uno esbozó media sonrisa cuando el año pasado Roman Polanski ("El pianista") le ganó a Rob Marshall ("Chicago"). Claro que de repetirse, estas "sorpresas" se convertirán en poco tiempo en simples fórmulas. Pero mientras tanto que siga el Oscar, el gran circo de Hollywood, porque no solamente de pan vive el hombre.

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