| domingo, 29 de febrero de 2004 | Mil gracias, Hospital Provincial El 3 de enero pasado era un hermoso y brillante día. Todo en mi casa transcurría con normalidad, Hugo y yo disfrutando mis vacaciones y su día de descanso, y nuestros hijos desarrollando sus tareas habituales. Pero, a las 17.30 Hugo, sorpresivamente, se empieza a sentir mal. Tomamos un taxi y al llegar al Hospital Provincial todo empezó a empeorar. Corridas de médicos, camillas, respirador artificial, unidad coronaria. El parte de la médica de guardia era aterrador, su estado era gravísimo, había hecho un infarto masivo y un paro cardiorrespiratorio. ¿Qué hacía yo sola ahí? Gracias a un celular que me cedieron llamé a mi amiga Alicia. Llegó rapidísimo y juntas escuchamos el maldito diagnóstico. La noche se nos vino encima, la hermosa familia que habíamos construido con tanto amor comenzaba a desmoronarse. Ahí transcurrieron eternos 14 días. Hugo luchaba entre la vida y la muerte, hasta que el viernes 16, y después de una hermosa despedida (el día anterior) con besos y abrazos, y diciéndonos, los cuatro, recíprocamente lo que sentíamos, su carazón dijo basta, y nos volvimos a casa sin papá, sin nuestro compañero incondicional. Nuestro dolor es incomparable, se esfumaron nuestros sueños y proyectos de familia, tenemos que aprender a vivir sin Hugo. ¡Qué difícil se nos va a hacer! Estamos seguros de que él y mi papá nos guiarán y protegerán. El propósito de esta carta es para agradecer enormemente las atenciones recibidas en el Hospital Provincial, comenzando por la doctora Viviana que lo recibe en la guardia; la doctora Teresita y los doctores Mendoza, Pavón, Davidovich, Quijano que a pesar de estar de vacaciones se acercó a dar su opinión a pedido de Diana. Al cuerpo de enfermeros de Unidad Coronaria, los más destacados por su calidez, Luisito, Gloria, la Colorada y a todo el personal de seguridad; Rubén, un genio en contención hacia mi persona y mis hijos, y finalmente a la doctora Analía, que casi con lágrimas en los ojos fue la encargada de comunicarnos el desenlace. Como último mensaje queremos decir: confiemos en nuestro Hospital Provincial, se ocupan y preocupan por el enfermo y no dejan de contener emocionalmente al grupo familiar.
Mónica, Pablo y
Javier Mastroberardino enviar nota por e-mail | | |