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 sábado, 28 de febrero de 2004

Editorial
El libro goza de buena salud

El fenómeno causó sorpresa, y también justificó un comprensible sentimiento de optimismo entre quienes creen que la palabra escrita es decisiva en la formación de la juventud y el libro uno de los objetos más perfectos creados por la mano del hombre. "Harry Potter y la Orden del Fénix", la novela de la exitosa narradora británica J.K. Rowling, última de la saga del reconocido personaje de historias fantásticas para niños y adolescentes, despertó una gran expectativa entre los rosarinos, quienes hicieron cola en gran número y en el insólito horario nocturno para hacerse de un ejemplar.

El fenómeno, si no masivo al menos lo suficientemente importante como para ameritar buen despliegue periodístico en los medios locales, dio pábulo a quienes conservan la memoria histórica en este país propenso al fácil olvido para evocar aquellos años en que los tirajes de obras de autores argentinos y latinoamericanos se contaban por decenas de miles y los volúmenes se expendían en los quioscos callejeros.

El ejemplo más recordado de esas décadas que hoy se consideran "felices", más allá de los altos grados de violencia política que las caracterizaron, es el de la edición económica del "Martín Fierro" que la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) vendió por cientos de miles. Eudeba, junto con el Centro Editor de América Latina -conducida por el recordado José Boris Spivacov-, fue en los años sesenta y principios de los setenta el más puro ejemplo de una editorial cuyo principal objetivo era la difusión de la cultura a nivel popular. Pero esa Argentina fue arrasada por el autoritarismo y la destrucción resultó coincidente con el resurgimiento económico de España a partir de la recuperación de su democracia en 1975.

Y así, el país que exportó libros y traducciones durante gran parte del siglo se convirtió en comprador, y debió leer regionalismos de la Madre Patria en vez de las límpidas versiones generadas por referentes propios de alto vuelo, entre quienes hay que contar nada menos que a Julio Cortázar -traductor de Keats y Poe- y a Jorge Luis Borges -responsable de la histórica versión de "Palmeras salvajes", de William Faulkner-.

Pero todo eso es pasado. Ahora, la Argentina quiere volver a ser la que alguna vez fue, para lo cual deberá recorrer un prolongado y espinoso camino. Que la lectura de libros vuelva a ser masiva es una meta que el propio ministro de Educación, Daniel Filmus, intenta fomentar desde la órbita del Estado. En ese marco es que debe valorarse como altamente positivo el fenómeno de "Harry Potter". Que ojalá se extienda hacia otros y más relevantes títulos de la literatura.

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