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 miércoles, 18 de febrero de 2004

Otras formas de dejar de sudar

Hasta hace unos años fue muy usual la aplicación de medicamentos anticolinérgicos orales, pero la experiencia parece haber demostrado que solían ser en general más tóxicos que beneficiosos. Los anticolinérgicos bloquean la acetilcolina, que es el mediador químico que activa en el cuerpo humano la producción del sudor. Otra de las técnicas, especialmente aplicable en los casos de hiperhidrosis palmar o plantal (no en la axilar), es la iontoforesis. Consiste en hacer circular una muy pequeña corriente eléctrica, de unos 15 miliamperes de intensidad, mediante dos electrodos en una vasija con agua en la que el paciente introduce las manos o los pies. Para ser efectiva, la iontoforesis debe ser repetida 3 veces en la semana, en sesiones de 15 a 20 minutos. Los tratamientos quirúrgicos consisten en eliminar las glándulas sudoríparas. Con una pequeña incisión seguida de un curetaje por debajo de la piel, pueden ser eliminadas de las axilas entre el 70 y el 90 por ciento de ellas. Se realizan con la aplicación de anestesia local y aunque por ser una técnica altamente invasiva sólo se reserva para casos severos, pocas veces deja secuelas, tales como queloides o hematomas. Por último, la operación de cirugía mayor a la que se hacía referencia al principio es mucho más compleja: se conoce como simpatectomía endoscópica transtorácica y requiere ser realizada por un neurocirujano con una capacitación bien específica.

El objetivo de esta es eliminar la conexiones nerviosas de los ganglios responsables de la sudoración. Estos ganglios son 12 en total, están dispuestos en el tórax en forma simétrica y cada par de ellos está relacionado con el desencadenamiento del proceso en una zona determinada del cuerpo. Según el foco de la hiperhidrosis, se localizará el par de ganglios a operar. La intervención se realizará en dos sesiones, una para cada ganglio, y cada una de ellas requerirá anestesia total.

Por su costo y su grado de complejidad esta terapéutica solamente es aplicable a casos muy severos en los que la relación riesgo-beneficio lo amerite y en los que el paciente haya adoptado la decisión con plena conciencia y tras una cuidadosa evaluación conjunta con el equipo médico.

El especialista comenta que aunque la simpatectomía supone la solución definitiva de problema, se registraron algunos pocos casos en que la inhibición del sudor en las axilas y palmas, por ejemplo, había producido una sudoración compensatoria en el torso.

De todas formas, aclara que con ninguno de los tratamientos la inhibición del sudor en una zona del cuerpo provoca trastornos sistémicos, ya que de todas maneras el cuerpo humano posee entre 4 y 5 millones de glándulas sudoríparas en total distribuidas por toda la piel.Marcelo Rodríguez

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