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 miércoles, 18 de febrero de 2004

Altos jueces complicaron a un sargento que mató a un gomero
En agosto, le pegó cinco tiros a un joven en V.G. Gálvez acusándolo de un robo.Pero los disparos, el sitio donde quedó la víctima y una testigo lo desmintieron

La Cámara Penal agravó el procesamiento de un policía que mató a un empleado de una gomería en Villa Gobernador Gálvez en un presunto caso de gatillo fácil y ordenó una serie de pericias para esclarecer los "puntos oscuros" del hecho. La resolución evidencia tramos inverosímiles del relato del policía, quien asegura que le disparó al muchacho cinco veces porque éste intentó asaltarlo con un arma. Y siembra dudas sobre la existencia del arma que el procedimiento policial atribuye a la víctima. Lo que sugiere la posibilidad de que ese revólver haya sido plantado.

El caso que ahora examinará un gabinete de especialistas tiene como imputado al sargento de policía rosarino Mario Cufré, preso por el homicidio de Walter Hugo García, de 25 años. Cufré había sido procesado por homicidio simple por la jueza Alejandra Rodenas y ahora la Sala IV de la Cámara Penal agravó esa imputación por haber empleado su pistola reglamentaria. Y ordenó además que un equipo de forenses y criminalistas profundice la investigación.

La Cámara quiere saber, con rigor científico, si hay un margen de verdad en el relato de Cufré. Es que si los dichos del imputado son ciertos la víctima, por ejemplo, habría estado en condiciones de caminar seis metros con el cuerpo agujereado a balazos y aún le quedaron fuerzas para arrojar un revólver hacia atrás.

El homicidio ocurrió la madrugada del 25 de agosto en el cruce de Filippini y bulevar San Diego. Allí, el policía esperaba dentro del auto de su amante que pasara un colectivo para volver a Rosario. Por el mismo lugar se dirigía a su casa del sur rosarino Walter García, un empleado de una gomería del macrocentro que vivía con su mujer y dos hijos de 6 y 10 años. El joven volvía en bicicleta del barrio cercano al cementerio de Villa Gobernador Gálvez, tras visitar a sus padres y festejar el cumpleaños de un amigo.

El policía que lo abatió asegura que el joven intentó asaltarlo con un arma. Dice que pasó dos veces al lado del auto hasta que finalmente se acercó y destrozó un vidrio. Luego, según el sargento, efectuó un disparo que atravesó su mano izquierda y se produjo un forcejeo en el que el muchacho terminó muerto de cinco tiros.

Lo que el relato del sargento no pudo explicar es cómo el cuerpo del joven fue a parar a seis metros de esa esquina, entre unos pastizales. Ni por qué el revólver que la policía dice haberle secuestrado estaba tan lejos de su supuesto dueño, como si lo hubiera arrojado hacia atrás antes de caer.


Puntos oscuros
Ese es uno de los puntos que los jueces Guillermo Fierro, Rubén Darío Jukic y Antonio Paolicelli pusieron bajo la lupa de los expertos. Le pidieron a un cuerpo médico forense que diga si es técnicamente posible "que un sujeto que recibió cinco impactos pueda caminar seis metros y antes de caer arrojar hacia atrás el arma que supuestamente portaba"

Pero también hay otras evidencias de la causa que no encajan con el relato de Cufré. El sargento dijo que estaba sentado en el asiento del acompañante y en consecuencia disparó a la víctima parado al lado de esa puerta. No se entiende, entonces, cómo es que el muchacho recibió disparos en tan diversas direcciones: dos balazos entraron de abajo hacia arriba, otro en dirección contraria y un cuarto de atrás hacia adelante.

El mismo cuerpo forense y la división Criminalística de la TOE deberán explicar si, en ese punto, los dichos del imputado tienen alguna lógica. El grupo de elite de la policía santafesina también deberá precisar hacia qué lado expulsa una vaina servida una pistola 9 milímetros como la usada por Cufré. Es que en las fotografías del terreno se aprecia que uno de esos casquillos cayó delante del auto. Cuando el sargento supuestamente estuvo siempre de pie junto al asiento del acompañante y es diestro.

Para ahondar las suspicacias, la mujer que acompañaba al policía dijo que en ningún momento vio un arma en manos del asaltante, pese a que estuvo cerca de él. Por eso la Cámara pidió que se aclare "la sospechosa forma en que aparece el arma supuestamente usada por el asaltante". Si como dice el sargento, el gomero pasó a su lado dos veces, para los jueces el joven tendría que haber sido "demasiado temerario o demasiado imbécil" al decidirse por el robo cuando no pudo dejar de advertir que en el auto había un policía vistiendo uniforme.

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Walter García junto a sus sobrinos.

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