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 miércoles, 18 de febrero de 2004

Charlas en el Café del Bajo

-He recibido varias cartas de lectoras, algunas "asombradas" por mis columnas dedicadas a Jesús. Como siempre reflejamos la opinión de los lectores es justo que también lo hagamos en esta oportunidad. Reproduzco entonces la de una "esposa y madre católica practicante". "Estimado Candi: siempre leemos en mi hogar las interesantes Charlas del Bajo. Siempre han tratado todos los temas, sobre todo los religiosos con el mayor respeto, por ese motivo nos asombra que se toque un tema tan delicado como la virginidad de María Santísima, Madre de Dios, para todos los que somos católicos practicantes. Este tema es dogma de fe, quiere decir, que ha sido estudiado durante siglos por la Iglesia y finalmente el Santo Padre lo ha declarado, dogma de fe. La interpretación de las escrituras, no es un tema fácil, ya que debemos considerar, las traducciones, y sobre todo las costumbres de cada pueblo, y el momento histórico que se vivía. Hermanos se llamaban a los primos y a los amigos, como así hijos a los sobrinos. Es lógico que el pueblo judío, nuestros hermanos, consideren a Jesús un patriarca, que pudiera tener hijos y hermanos, pero los que lo sabemos hijo de Dios, engendrado en el vientre purísimo de María, no podemos aceptar que fuera Jesús un hombre común con todos las debilidades propias de nuestra sangre. El fue hombre en todo, menos en el pecado, era el hijo de Dios. Lo saludo con gran afecto, rogándole que enmiende el error de sus últimos comentarios, que nos hieren a los católicos. Una esposa y madre católica practicante".

-En primer lugar debo decir Inocencio que he tratado la cuestión de Jesús con el mayor de los respetos y mi reflexión final del día domingo creo que no ha dejado lugar a dudas al respecto cuando digo que cada uno debe perseverar en su fe respetando sus dogmas. Quienes nos siguen saben qué lejos está nuestro propósito de herir a nadie. Es cierto lo que dice la señora en cuanto hay que interpretar las palabras del Evangelio de acuerdo con costumbres y circunstancias en especial cuando uno se refiere a los "hermanos de Jesús". Sabemos que tanto el Antiguo como el Nuevo testamento están cifrados (es una pena que no haya traducción al español del libro de la teóloga australiana, doctora Bárbara Thiering para que se eche más luz al respecto) y que muchas palabras no deben ser interpretadas literalmente. Pero cuando uno analiza un texto no debe agotarse en él, pues haría una exégesis acaso distorsionada de la cosa. Leemos en la historia de José el carpintero (texto copto) que "Había un hombre llamado José, natural de la villa de Bethlehem, la de los judíos, que es la villa del rey David. Era muy instruido en la sabiduría y en el arte de la construcción. Este hombre llamado José desposó a una mujer en la unión de un santo matrimonio, y le dio hijos e hijas: cuatro varones y dos hembras. He aquí sus nombres: Judá, Josetos, Jacobo y Simeón. Los nombre da las muchachas eran Lisia y Lidia. Y la mujer de José murió, según ley de todo nacido, dejando a su hijo Jacobo de corta edad. Y José, varón justo, glorificaba a Dios en todas sus obras. E iba fuera de su villa natal a ejercer el oficio de carpintero, con dos de sus hijos, porque vivían del trabajo de sus manos, según la ley de Moisés". El Evangelio de Mateo (así como otros evangelios apócrifos) habla de los "hijos" de José y cuenta que cuando el sumo sacerdote Abiathar concedió a José en guarda a María éste dijo: "En verdad, no menosprecio la voluntad del Altísimo, y seré el guardián de la muchacha hasta el día en que el mismo Dios me haga saber cuál de mis hijos ha de tomarla por esposa. Entretanto, dénsele algunas vírgenes de entre sus campaneras, con las cuales more. Y Abiathar repuso: "Se le darán vírgenes, para su consuelo, hasta que llegue el día fijado para que tú la recibas, porque no podrá casarse con ningún otro que contigo".

-Voy a recalcarlo una vez más, tal como lo hice en otras oportunidades y como lo hice el propio domingo: respeto cada uno de los dogmas religiosos; insto a cada católico a ahondar más en su fe y en el cumplimiento del principio del amor y a Evangelizar. Y a quien no es religioso exhorto a que lo sea. La mía no pretende ser una verdad, en todo caso es una opinión, una creencia circunstancial en el marco de la eterna búsqueda del ser humano. Ahora a mi querida lectora, con todo respeto y sobre todo cariño, le ruego que no me pida que enmiende "el error de mis últimos comentarios" porque de tal forma lo que me pide es que abdique de un enfoque y que renuncie a la libertad de conciencia y expresión. El hecho de que yo dude de ciertas cosas no me convierte en apóstata de Jesús y en ese contexto recuerdo sus maravillosas palabras: "el que no está contra nosotros por nosotros es" (está con nosotros) y desde luego que estoy por el principio del amor cristiano.

Candi II

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