| miércoles, 18 de febrero de 2004 | Reflexiones Bochazos masivos: de la discusión a la acción Fernando Pisani (*) Los pésimos resultados de los estudiantes en el ingreso a la Universidad seguramente seguirán promoviendo debates, pero el reto central pasa por cómo resolver el problema y las responsabilidades que nos tocan. Porque siempre ha sido muy fácil para las carteras educativas decir que el problema son los docentes, que no enseñan bien (o no motivan). O los estudiantes, que no se esfuerzan, y mandarlos a que cambien sus conductas. O los directores, los supervisores, los padres o las universidades. Y en la vereda opuesta es común defenderse atribuyendo el problema del mal desempeño a bajos salarios o ausencia de capacitación, o al polimodal y a la ley federal.
Un mal diagnóstico dificulta o impide la resolución del problema. Y un elemento esencial que debe incluir un diagnóstico correcto e integral es que es hora de salir de los diagnósticos y pasar a las orientaciones y acciones necesarias. Veamos ambos aspectos.
Lo primero es sincerar las cosas. El nivel medio es el centro de la crisis por una sencilla razón: hoy significa lo que ayer la primaria, algo socialmente obligatorio y necesario para integrarse social y laboralmente. Pero la escuela secundaria surge como escuela elitista, para privilegiados. Entonces casi la mayoría de los que terminaban podían ingresar a la Universidad, pero muy pocos ingresaban al secundario y menos aún eran los que se recibían.
Masificación y baja en la calidad En las últimas décadas hay una masificación del nivel, que a falta de políticas educativas nacionales y provinciales da como resultado una paulatina pero sostenida disminución de la calidad y por ende un incremento en el fracaso escolar a la hora de hablar de porcentajes de ingresantes en la universidad (porque en realidad numéricamente siempre fue creciendo su número).
Con el Polimodal, al menos en teoría, se pretende paliar aquella situación, pero se cometen varios "errores", tanto en lo teórico, como el olvido de la educación técnica de nivel medio; como en lo práctico, con una implementación mal planificada, diseñada y ejecutada por las jurisdicciones.
Lo cierto es que ni siquiera podemos atribuir el fracaso a la propuesta "polimodal" porque los vicios de la implementación jurisdiccional fueron lo suficientemente graves como para invalidar el modelo: basta ver lo que se hizo en el tercer ciclo, con las escuelas técnicas y la normativa para ahorrarnos de mayor fundamentación.
Resumiendo: el problema del que estamos hablando existía antes de la ley federal, antes del polimodal y era reconocido como tal, pero no se tomaron las medidas adecuadas y por el contrario, la implementación "a la santafesina" en aspectos agravó el problema y postergó su solución varios años, con un costo muy alto: estas generaciones no están adecuadamente preparadas para este mundo tan difícil.
Pero hay otro componente que no podemos olvidar, so pena de fracasar: la sociedad.
Lamentablemente el concepto de sociedad es ambiguo y no tiene una cabeza responsable como puede ser un ministro de Educación, un director de Educación Media y Técnica o un director de escuela. Pero la fuerza de la sociedad es tanto o más grande que la del propio sistema educativo. Y es lógico que los estudiantes elijan el camino del facilismo: reciben mil mensajes cotidianos que los empujan a él. No es necesario que hagamos una larga y ecléctica lista que incluya los corruptos impunes, los reality shows, telenovelas y concursos televisivos, o los titulados que reclaman un Plan Jefe y Jefas. O lo que ven que pasa en su escuela o con su escuela.
El valor de reconocer una realidad Cuando el actual subsecretario de Educación, Ricardo Dupuy, dijo que el problema educativo era una cosa muy importante como para dejarlo sólo en manos de los docentes, no sólo tenía el valor de reconocer una realidad, sino que también planteaba un pedido: la sociedad, en sus diversos componentes, debe involucrarse en la cuestión educativa, no sólo a la hora de participar en decisiones (para lo cual obviamente el ministerio debe abrir caminos de diálogo, hasta el año pasado prácticamente inexistentes), sino que debe cuidar su propaganda indirecta o subliminal, para llamarlo de alguna forma. No sólo hay un desprecio por ciertos valores, sino una jactancia por ello. Y una banalización y superficialización de muchas cosas que deberían tener otro trato.
Mientras ello ocurra, y mientras la sociedad (incluida la política) siga exigiendo a la escuela tareas de asistencialismo, contención social y guardería infantil y juvenil, considerando lo educativo como un gasto o una prioridad sólo de palabra, será muy difícil cambiar a fondo la problemática que nos aflige.
Si "sociedad" es algo diluido que impide fijar responsabilidades y por ende reclamarle medidas, a la hora de construir las soluciones sí aparece de nuevo una responsabilidad clave, la nuestra, la de los que de alguna manera tenemos hoy la posibilidad de facilitar un cambio. Porque de nada sirve decir "la sociedad también es responsable" si los que podemos desarrollar políticas educativas no realizamos acciones hacia la sociedad, si no damos (o aceptamos) propuestas para que esa "sociedad" participe, se integre.
Y bueno, si luego de sostenidos intentos no tenemos resultados, podremos decir lo intentamos y no lo logramos o no supimos hacerlo, o llegar a otro diagnóstico: disculpen, no nos quejemos, tenemos la educación que merecemos por el esfuerzo que como sociedad pusimos. Pero esos sostenidos intentos, propuestas y planes no se hicieron y estamos convencidos de que el cambio no sólo es necesario y consensuado, sino que es posible, por lo que es hora de que pasemos de las palabras a las acciones.
Tenemos, en mi órbita de incumbencia, al menos seis grandes nudos de problemas y por ende ejes de acción.
Las escuelas técnicas, tan gravemente castigadas. No insistiré sobre este punto porque lo hemos visto muchas veces y el gobernador Jorge Obeid ha dado precisas instrucciones que debemos concretar para ir avanzando en una educación técnica de nivel medio de calidad. Un borrador para un futuro decreto sobre las escuelas técnicas está para que pueda leerse y mandar críticas en www.intercol.org.ar/fjpisani/ y circulará luego entre las escuelas por vías normales para su discusión y mejora.
Las exescuelas medias también han sufrido el golpe a su identidad institucional y el debilitamiento de sus mandatos fundacionales. Tienen una problemática similar a las técnicas, por lo que hay que enfrentar esos y otros problemas, donde la participación y el protagonismo real son clave, estableciéndose una verdadera comunicación y respeto entre escuelas y ministerio, tendiendo a los consensos. Para todo el nivel hay que revisar y corregir la normativa contradictoria y/o inapropiada, como el sistema de evaluación del tercer ciclo, polimodal y TTP, entre otras.
El tercer ciclo de la EGB, parte fundamental del nivel medio, es, después de las escuelas técnicas, donde peor actuó la implementación y no se puede hacer vista gorda a su problemática so pena de promover una mayor inequidad social. Y no puede ser excusa para justificar el bajo nivel "porque es obligatorio", pues llegará el momento en que todo el nivel medio será obligatorio y si no sabemos resolver el problema de conjugar masividad, obligatoriedad, calidad y retención en el tercer ciclo, nos incapacitamos para resolverlo en el Polimodal o como se llamen las variantes educativas que completen el nivel.
Una indispensable articulación La relación de la escuela con la Universidad y su articulación no puede limitarse a valiosos cursillos y a esperanzadores acuerdos de algunas escuelas con algunas universidades. El reto es pensar y trabajar junto a las universidades para elevar todo el nivel medio, abandonando los conceptos elitistas de la vieja secundaria/universidad y estructurar no sólo medidas a corto plazo sino también un plan más ambicioso.
La relación de la escuela con el mundo del trabajo es esencial. Pero quedará para otro artículo por falta de espacio.
El contrato entre la escuela y la sociedad debe ser redefinido y clarificado. El viejo contrato ya no existe más, ni serviría. Hay que volver a hacer un sistema fundante, como lo hizo Sarmiento en su época para la primaria, que guíe la actividad creativa y colectiva con éxito por muchos años. No será fácil, pero establecer un nuevo contrato es central, y si hacemos las cosas bien, sistema educativo y sociedad, ello se terminará plasmando tanto en una buena ley de educación provincial como en los conocimientos, valores y aptitudes que adquieran nuestros alumnos/as.
Todos estos temas dan para mucho hablar y fundamentalmente hacer. La seguimos.
(*) Designado como director
provincial de Educación Media y Técnica. [email protected] enviar nota por e-mail | | |