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 miércoles, 18 de febrero de 2004

La ciudad de Hinche cayó en manos de los insurgentes, agravando la crisis
Aristide pidió ayuda internacional para sofocar la revuelta en Haití
Francia evalúa el envío de una fuerza de paz. La ONU se prepara para un posible éxodo de refugiados

Puerto Príncipe. - El gobierno haitiano hizo ayer un llamamiento para que se envíe ayuda extranjera para enfrentar una revuelta armada que se ha extendido a otra ciudad de la empobrecida nación caribeña y que amenaza la permanencia en el poder del presidente Jean Bertrand Aristide, quien volvió a reiterar que no dimitirá. Francia, inquieta por el rápido deterioro de la situación de su ex colonia, pidió también ayer a la comunidad internacional movilizarse para preparar el envío de una "fuerza de paz" a ese país. "Es algo que habría que hacer urgentemente para tratar de calmar la situación", dijo el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin.

La insurrección armada contra Aristide, que controla ya la ciudad de Gonaives, al norte de Puerto Príncipe, alcanzó el centro-este del país, donde la ciudad de Hinche cayó el lunes en manos de ex militares rebeldes haitianos. "Muchos países están listos para actuar", dijo Villepin, dando a entender que estaba en curso una concertación (de países) para crear una fuerza de intervención, lo que hasta el momento era considerado como algo totalmente excluido. "Nosotros tenemos los medios de intervenir en Haití", estimó el canciller francés, subrayando que París "estaba en relación con el conjunto de nuestros asociados en el marco de las Naciones Unidas, que han enviado una misión humanitaria justamente para evaluar la situación y ver lo que se puede hacer".

Envalentonados por la aparición de combatientes procedentes del exilio, los rebeldes atacaron el lunes la estación de policía de Hinche, donde mataron al jefe policial y su guardaespaldas. El asalto en Hinche fue el último foco violento de una revuelta que estalló el 5 de febrero en Gonaives y que se extendió a otras localidades. Unas 50 personas han muerto en la reciente ola de violencia.

El gobierno atribuyó el ataque de Hinche a Louis Jodel Chamblain, un ex líder de la milicia de derechas FRAPH que aterrorizó a los haitianos a principios de la década de 1990. Chamblain y un ex alto jefe de policía que también estaba exiliado, Guy Philippe, entraron al país durante el fin de semana desde la vecina República Dominicana para unirse a los rebeldes en Gonaives.

Neptune dijo que ex miembros del ejército y paramilitares han logrado regresar al país porque la República Dominicana y EEUU les dieron asilo pero no se aseguraron de impedirles que regresaran a Haití. "Hemos permitido que gobiernos alberguen a esos ex militares, la mayoría de ellos narcotraficantes y los gobiernos lo sabían", dijo Neptune. Agregó que con una fuerza policial pequeña, con poco entrenamiento y mal financiada y sin fuerzas militares, el gobierno haitiano no tiene capacidad de proteger ciudades como Hinche de un ataque. La ayuda internacional es algo esencial, dijo Neptune, incluyendo asistencia técnica para la fuerza policial.


Fuerzas paramilitares
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), Ron Redmond, dijo que el organismo mantenía reuniones en Washington con funcionarios estadounidenses y caribeños para discutir cómo enfrentar un posible éxodo de haitianos. Dijo que funcionarios del Acnur también se reunieron con las autoridades cubanas. "Tenemos ciertamente esperanzas de que esos gobiernos recibirán personas que buscan asilo", dijo Redmond a periodistas. Expresó que el Acnur está dispuesto a ayudar. "Todos los gobiernos de la región firmaron la Convención de la ONU de 1951 sobre los refugiados y esperamos que la apliquen", declaró. La Convención impone a sus firmantes recibir los pedidos de asilo y no enviar a los candidatos hacia un país donde estarían en peligro.

Aristide, quien se encuentra a mitad de un mandato presidencial que dice estar determinado a completar, desmanteló a las fuerzas armadas tras la invasión de EEUU en 1994 que le repuso en su puesto, y reestructuró la fuerza policial con ayuda estadounidense. La policía, que tiene 5.000 agentes en un país de ocho millones de habitantes, tuvo que abandonar Gonaives y otras ciudades ante la llegada de los rebeldes armados. (Reuters y AFP)

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Con la toma de Hinche, la insurrección ya controla buena parte del norte de Haití.

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