Una comerciante quedó a merced de tres asaltantes en barrio Parque

Los ladrones se llevaron pesos, dólares y alhajas en pasaje Coffin al 2800. Uno tenía uniforme policial

Fue un golpe planificado en todos sus detalles. Y los maleantes conocían todos los movimientos de la víctima que habían elegido para asaltarla. En el pasaje Coffin al 2800 los vecinos dormían la siesta y nadie se percató del hombre vestido con uniforme policial que conversaba con otro joven en la esquina. Tampoco del muchacho que desde hacía un rato estaba sentado en un Fiat 128. Cuando Leonor Llorens, una comerciante de 63 años, dobló con su Renault 21, presumió que ocurría algo extraño. No tuvo tiempo de estacionar cuando el automovilista le interceptó el paso. Enseguida los otros dos hombres se subieron a su vehículo y, luego de un viaje corto, regresaron a su casa y la despojaron de dinero y alhajas. Hasta anoche, el monto sustraído no había sido precisado por la policía.

Leonor Llorens vive sola en un moderno chalé de dos plantas del pasaje Coffin al 2800, Una calle de una cuadra de extensión situada entre Ovidio Lagos y Riccheri. Cerca de las 15.30 de ayer, la mujer, propietaria de una distribuidora de fiambres en la zona oeste, regresaba a su casa en su Renault 21. Apenas giró por el pasaje presumió que algo anormal estaba ocurriendo cuando divisó a un automovilista que estacionó enfrente de ella y no se bajó del vehículo.

Enseguida recordó a los dos hombres que a las 11 del viernes estaban subidos a un poste del cableado telefónico aparentemente arreglando el servicio. Pero curiosamente desde ese momento todos los habitantes de la barriada quedaron incomunicados. "No tenían el uniforme de una empresa telefónica, pero no nos sorprendió porque son tantos los que trabajan en ese tipo de actividad", comentó un muchacho.

El joven que manejaba un Fiat 128, de color naranja, estacionó el auto delante del vehículo de Llorens. "Como le llamó la atención que el conductor no se bajara, se subió a la vereda. En ese momento, miró por el espejo retrovisor y, como vio que el policía se acercaba, retrocedió. Entonces el muchacho le cruzó el auto para que no pudiera avanzar", explicó una vecina.

Leonor quedó a merced de los dos intrusos, que se subieron al Renault 21 mientras el tercer sujeto quedó al mando del Fiat 128.

A partir de este momento, comenzó un periplo por el barrio. Los maleantes hicieron gala de toda la información que habían recolectado acerca de la mujer. "Sabemos que tenés plata y que ya te asaltaron porque hace mucho que te estamos vigilando. Tranquilizate, porque ahora volvemos a tu casa para robar", le dijo uno de los ladrones.

Los ladrones chequearon si la mujer estaba sola y le preguntaron si "tenía alarma", una cuestión que resultaría importante para la concreción del golpe.

Una vez adentro de la vivienda, Leonor tuvo que resignarse a ver cómo los ladrones recogían el dinero que guardaba en una pequeña caja fuerte. La mujer debió soportar algunos culatazos en la cabeza propinados por los desconocidos porque el botín les parecía insuficiente. Desesperada, desde la cama y boca abajo, la comerciante intentaba explicarles que no tenía más plata mientras la sucesión de golpes no se detenía. Los ladrones revisaron todos los rincones de la vivienda y al parecer se convencieron de que no había más efectivo porque decidieron marcharse. También se llevaron algunas joyas que había en un alhajero.

Antes de irse, maniataron a la mujer y la amenazaron para que no accionara la alarma. Pero el dispositivo de seguridad no habría funcionado porque no se hubiese activado el servicio de monitoreo ya que estaba cortado el servicio telefónico.

Los maleantes salieron por la puerta de calle y escaparon en el Renault 21. Recorrieron dos cuadras y en 27 de Febrero y Suipacha lo dejaron abandonado y continuaron el escape en el Fiat 128.