| domingo, 15 de febrero de 2004 | El mismo destino Central no apareció y Vélez goleó, como el año pasado Miguel Pisano / Ovación (Capital Federal - Enviado especial) No hay caso. Habrá que llamar a una bruja nomás. De esas que no existen, pero que las hay... Y, si no, habrá que preguntarles a los muchachos de este desconocido Central de anoche en qué callejón del fútbol perdieron todo lo bueno que habían hecho hace apenas una semana y chirolas en la histórica noche de Asunción. Primero, Central fue literalmente una sombra frente a un Vélez que tampoco hizo demasiados méritos como para justificar una goleada de tres tantos, salvo el nada despreciable de aprovechar la mitad de sus llegadas y salvarse de las ajenas, con un par de tiros en los postes incluidos. Segundo, otra vez el primer asistente Rodolfo Otero le sancionó una mano en contra y le hizo cambiar el fallo al juez, cuando cobró correctamente el puñetazo de Papa a la pelota en el centro de Zárate desde la izquierda antes de su gol de penal. Sí, el mismo Otero que le avisó a Elizondo de la mano de Herrera, a instancias del cuarto árbitro, aunque también estuvo bien cobrado, más allá de que los canallas no opinen lo mismo.
Claro que más allá de las coincidencias, Central perdió porque jugó, lejos, su peor partido en mucho tiempo, sobre todo desde el punto de vista de algunos graves yerros defensivos. Messera no cubría la proyección de Jonas Gutiérrez y Papa se cerraba demasiado, por lo que el carrilero derecho velezano jugó solo durante todo el primer tiempo, desde donde cruzó un centro al que no llegó Bianchi, y otro que Gaona le dejó servido a Bravo, quien la tiró afuera.
Y hubo un punto de inflexión en el partido en el minuto 42, cuando Central tejió una de sus mejores jugadas con Acuña, Papa y Messera de izquierda a derecha, que el Yerbatero terminó con una volea de derecha en el travesaño, luego de perderse otro solo, cuando le pegó débil de zurda y Fuentes la salvó en la línea. Y como las malas no vienen solas, como decían las nonas, en la jugada siguiente Bianchi recibió un pelotazo largo de Fuentes por la derecha, con la marca de Carbonari, pero Gaona salió increíblemente del arco como si no hubiera un defensor y el delantero no tuvo más que picarla suavemente al arco vacío.
Central se debatió con hidalguía cuando se adelantó en el complemento y se dio cuenta de que debía jugar por abajo en lugar de tirar pelotazos lejos de Messera y Vitamina, pero Zárate, lejos, la figura de la cancha, metió el golazo de la noche cuando apenas habían jugado 11 minutos y se sacó de encima a Talamonti -el mejor defensor canalla- y Herrón para clavarla en el ángulo izquierdo.
Ni la suerte que es grela le tendió una mano en el tiro libre de Pirulo Rivarola en el poste izquierdo ni en el increíble tercer gol que se devoró el Yerbatero, cuando cabeceó solo afuera. Cómo habrá sido su noche triste que lo único bueno fue el conmovedor aliento del millar largo de canallas que despidieron a sus muchachos como si hubieran ganado. Primero, la segunda goleada de Vélez en el Fortín. Segundo, a Otero se le fue otra vez la mano, aunque haya cobrado bien. Y, tercero, Central jugó, lejos, su peor partido en mucho tiempo. Y sí. Habrá que llamar a una bruja nomás. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Yerbatero saca el remate ante la marca de Fuentes. | | |