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 domingo, 15 de febrero de 2004

Interiores: Desprendimientos

Jorge Besso

La palabra en primer lugar está asociada a movimientos de tierra, en especial de tierra de montaña, o también de nieve. O de esos desprendimientos tan famosos como peligrosos de los hielos, en especial del iceberg, de los que siempre me impresionaron que tuvieran más superficie sumergida que emergida, en este sentido igual que la psiquis, en una típica comparación de manual de introducción al psicoanálisis, que nos viene a indicar que la psiquis es bastante más que lo que el sujeto ve, es decir es bastante más que la conciencia. Como en el iceberg, en la psiquis lo invisible es mucho más grande que lo visible, lo que no trae pocas complicaciones en la vida cotidiana, pues hace que sea más bien difícil para el humano las consideraciones y los cálculos imprescindibles para los movimientos de la vida cotidiana. Con muchas diferencias desde luego, ya que los navegantes contemporáneos cuentan con radares, eco sondas y demás artilugios para la navegación, que los advierten de los hielos y de lo que sea, de forma tal que basta estar atentos para viajar seguros, siempre y cuando no se caiga en el pecado de la suficiencia, o en al tentación de la soberbia que puede llegar a configurar el síndrome Titanic, que creyendo que viajaba hacia la inmortalidad terminó sumergiéndose en la eternidad. En cierto sentido igual que en la vida.

Una de las operaciones fundamentales para los humanos es prender, a la que está ligada la otra operación fundamental, opuesta y en cierto modo hasta complementaria, cual es la capacidad de desprender. Para la primera de estas operaciones venimos dotados de fábrica con un repertorio de reflejos, como por ejemplo el de succión, que nos permite el primer acto y la primera prendida al otro, en particular el pecho de la madre, o símil. Momento inaugural de la vida donde la madre, para ser tal, no puede pensar al bebé como si fuera algo distinto a ella misma y el susodicho bebé no tiene por supuesto ninguna posibilidad todavía de saber cuáles son los límites de la existencia, cosa que sabrá y negará, más o menos al mismo tiempo el resto de su vida que recién empieza. Por el momento, lo que único que de alguna manera sabe, o debe saber, es aquello de que, "el que no llora no mama y el que no mama es un gil". Es decir que si llora mama, lo que convierte al llanto en una primera forma de comunicación elemental, en tanto dicho llanto aparece como un estímulo capaz de provocar la respuesta materna, que era todo lo que se quería conseguir. Todo. Semejante comunicación jamás se volverá a lograr en el resto de la vida, puesto que ninguna pareja, tanto en su versión femenina, como en su versión masculina, está en condiciones de disponibilidad, ni en condiciones de entusiasmo, para saltar al punto, desprendiendo todo lo que estaba haciendo y en lo que estaba prendido, para acudir al llamado imperioso del otro que circula por la vida, en ese caso, con llanto crónico. Momento en el cual el llorón, que cuando era infante debía llorar para no ser un gil que de esa forma se quedaba sin mamar, se ha convertido precisamente en un gil por gritar para que lo quieran. En suma se ha convertido en un mamón que se niega a aceptar y por lo tanto a asumir, su condición de ex infante.

Lo que nos lleva a la segunda operación, esto es a los movimientos de desprendimiento, para lo cual no venimos dotados de fábrica con ningún reflejo, que por cierto sería muy sofisticado que permitiera liberar al otro de nosotros y a nosotros soltarnos del mencionado otro en cuestión. La operación del desprendimiento implica cierta complejidad para el sujeto, que sin reflejos al respecto depende exclusivamente de su tramitación psíquica. Trámite que, como tantas veces, oscila entre dos opuestos, es decir entre dos tendencias extremas en el humano, a saber:

* Un apego excesivo por las cosas

* Un manifiesto desapego por las mismas

La llamada pareja humana muestra cómo los individuos se acomodan y se desacomodan entre esos dos opuestos, al punto que desde hace unos años se ha ampliado, en los hechos, el estado civil de la gente, agrupadas o desagrupadas, según los casos en:

* Solteros

* Casados

* Divorciados

* Separados

* En pareja

* En situación de ex pareja



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