| domingo, 08 de febrero de 2004 | Cine/Crítica "21 gramos": Las enseñanzas del dolor Fernando Toloza / La Capital Antes que nada conviene aclarar que la segunda película del mexicano González Iñárritu ("Amores perros") es un filme difícil de ver, pero de una grandiosidad conmovedora. Es difícil por sus temas: la muerte, la culpa, el dolor y el amor, en su fragilidad y en su resistencia. También difícil por la forma en que el director lo cuenta con flashbacks y flashforwards. La historia va atrás y adelante, y se pierden por momentos las certezas temporales. Esa característica es clave para transformar a "21 gramos" en un filme perturbador. El realizador ha tenido la maestría de recrear, sin ostentación, el presente continuo de la pena. Quien está sumido en el dolor vive un presente perpetuo, donde el pasado se actualiza a cada momento y el futuro pierde su distancia, como si ya hubiese llegado y nunca se pudiese avanzar para alejarse del sufrimiento. Así las cosas, la única salida es la poesía, ese monólogo de un personaje que pregunta cuánto pesan 21 gramos, casi como un koan zen.
F.T. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |