El turf, una Industria que debe ser tomada como tal

Carlos Serra

Cuando se califica al turf como Industria, se define con todo realismo, un fenómeno productivo que va mucho más allá de un recinto hípico, de una carrera.

Puntualmente, esta actividad, que involucra cuatro áreas principales (cría, propietario, cuida e hipódromos), constituye una gran tomadora de mano de obra, con ochenta gremios que lo hacen en forma directa e indirecta que, aún en estos momentos de plena crisis general, constituyen el sostén laboral de alrededor de más de mil ochocientas familias santafesinas, a pesar que en el norte santafesino no está explotada.

La actual depresión del turf santafesino, arroja que el ingreso bruto ha descendido, exige acciones contundentes que eviten una situación sin retorno, con su secuela económica y social.

Y para ello, entendemos que sólo una audaz, rápida y sostenida acción solidaria de todos los protagonistas de la industria turfística, puede revertir esta declinación.

Así el plan que debe definirse y ejecutarse prontamente tendrá que elevarse por sobre cualquier interés o ventaja de grupos, empresas o sectores, siendo evidente que toda actitud de mezquindad, distracción o ligereza desembocará en la instancia terminal.

Varios son los frentes de trabajo que deben abrirse y si bien son múltiples los factores externos que perjudican al turf, nadie puede ignorar que muchos de los males que lo aquejan brotan de la propia ineficacia de dirigentes, falta de visión y facilismo que durante muchos años campearon en nuestra actividad. Es sabido que como factores externos nocivos figuran en lo más alto la presión tributaria, la competencia de los juegos de azar y la impericia o falta de interés en revertir en la comunidad, el recambio generacional y la imagen del turf como algo vinculado al vicio.


Estrategias de reactivación
Los que están enfrascados en la actividad, desde hace mucho tiempo vienen bregando por una estrategia de reactivación y defensa de la actividad turfística y siguen dispuestos a apoyar las iniciativas que apunten a ciertos objetivos. No hay duda entonces que sólo en manos privadas -previa una convocatoria abierta, controlada y transparente- por el gobierno provincial, esta actividad puede volver a generar resultados positivos para los que hacen la actividad, ejemplo: Maroñas, Uruguay. Pero no podemos engañarnos, la única posibilidad de que una empresa solvente dispuesta a realizar inversiones de riesgo asuma la voluntad de explotar los hipódromos, resultará de una preparación previa de condiciones que hagan viable un proyecto a largo plazo, ya que con el nivel bajo de asistencia de público y apuestas irrisorias, el turf de la provincia de Santa Fe carece de futuro y, en las actuales condiciones, nadie está dispuesto a invertir en él.

Por todas estas razones y condiciones, habría que tomar medidas mínimas e inmediatas: reformar la ley 5317, diseñar y ejecutar una campaña de promoción del turf; proyectar y promover un nuevo régimen para nuevas Agencias de Apuestas Hípicas; creación de un juego turfístico de nivel nacional; reclamar el apoyo estatal que está dormido desde hace largo tiempo; instalar máquinas tragamonedas, reformular el régimen impositivo del turf; profundizar al máximo la sincronización de esfuerzos y coordinación operativa de los hipódromos del territorio y gestar un plan maestro para la reactivación de la industria del turf, que deberá ser consensuado, respetado y ejecutado por todos y cada uno de los sectores productivos de la actividad, para que la reactivación del turf pronto se haga realidad.