Año CXXXVII Nº 48288
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cultura
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 01/02
Mujer 01/02
Economía 01/02
Señales 01/02
Campo 31/01


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 04 de febrero de 2004

Y la pelota sigue rodando
Contrastes: El fútbol resiste la pobreza, 15 años después de Stroessner

Gustavo Conti / La Capital

Asunción (enviado especial).- "¿Periodistas, no?, ¿qué partido vienen a ver?". Apenas a la salida de la sala de arribo del aeropuerto, los buscadores de clientes para sus taxis y remises acechan ofreciendo el que consideran un servicio sin competencia.

Sabían que los vuelos vendrían repletos, no tanto de turistas sino de personas allegadas de una u otra manera al fútbol. Es que en esta capital de país escindido por sus niveles alarmantes de pobreza, la pasión por la pelota se respira desde el vamos. Y más cuando la oferta era de 3 x 1. Ayer el campeón Libertad, hoy el modesto Guaraní, mañana el rey de copas paraguayo Olimpia. Tres días seguidos de Copa Libertadores se transformaron en un cóctel tentador para quienes viven de las visitas.

Claro que pese a la propuesta interesante de la vidriera futbolística paraguaya, la historia del día pasó por otro lado. En realidad, pasa cotidianamente por otro lado. Ayer se cumplieron 15 años del fin de la dictadura más duradera de Sudamérica, la del general Alfredo Stroessner, al que le faltaron tres meses para cumplir 35 años en el poder. Pero recién este año desde el gobierno de Nicolás Duarte Frutos se propusieron homenajear a los que consumaron la llamada "revolución golpista" encabezada por el general Andrés Rodríguez, un dato que sirve para registrar las profundas divisiones de una democracia aún prendida con alfileres, carcomida por la corrupción y tironeada por aquellos que siguen aprovechándose de ella para generar en definitiva una sociedad con casi la mitad de la población bajo el índice de pobreza.

Eso es Paraguay hoy, o lo fue siempre: ricos y pobres bien diferenciados. La del Stroessner derrocado y un pueblo celebrando el final de una larga noche de torturas, impunidad, desapariciones y enriquecimiento ilícito, para continuar en la oscuridad de 15 años marcados por la corrupción y la entrega de quienes, aprovechándose del cartelito de héroes de la democracia que les colgaron, la usaron para su propio beneficio, y cuyo ícono es el exiliado general golpista Lino Oviedo, a quien se lo acusa de amasar su incalculable fortuna apropiándose de los bienes de Stroessner, de intentar un golpe de estado en el 96, de haber ordenado el asesinato en el 99 del entonces vicepresidente Luis Argaña, además de las sospechas sobre otros turbios negocios, también vinculados al ex presidente argentino Carlos Menem. Y que pese a eso tiene sus buenos adeptos.

Pero claro, el fútbol lo vive tangencialmente, hace la plancha en medio de una deuda externa que se duplicó en los últimos cuatro años y trata de sobrevivir modestamente como de costumbre, excepto para los grandes Olimpia, Cerro Porteño y Libertad, a quienes siempre les queda resto para gastar un poco más y darle alegría a un pueblo apasionado por la redonda y necesitado de ella.

Apenas saliendo del aeropuerto se alza el imponente edificio de la Confederación Sudamericana de Fútbol pero a poco de rodar se advierte la otra Paraguay, la que asoma la cabeza de la miseria para sobrevivir como sea, la que domina el paisaje hasta bien lejos. Hasta que mágicamente, como si emergiera de un cuento de hadas, le deja otra vez espacio a la opulencia impensada, la del hotel cinco estrellas donde se alojará hoy Rosario Central (y lo hicieron además los otros rivales de los equipos guaraníes, Barcelona de Guayaquil y Deportes Tolima de Colombia) y sus vecinas mansiones circundantes a orillas del río Paraguay.

El cielo y el infierno. Y en el medio el fútbol, siempre dispuesto a unirlos no importa su condición social.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados