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 miércoles, 04 de febrero de 2004

Mañana estrenan "Scary Movie 3"
Pamela Anderson: "Sé que no soy una gran actriz y no deberían tomarme tan en serio"
La intérprete aseguró que está conforme con su trabajo en cine y con la evolución que registró su carrera

Ernesto Perez / Especial - La Capital

"Scary Movie 3" se estrena mañana en los cines rosarinos. Al igual que sus precedentes, el filme parodia a películas de distintos géneros, muchas de las cuales en su momento fueron veneradas cintas de terror o fenómenos comerciales. Pamela Anderson es una de sus protagonistas y está satisfecha con este trabajo que le devuelve un poco de la popularidad que le dio la serie de televisión "Baywatch".

Sin pretensiones estelares, Anderson, al igual que lo hace Hollywood cuando encara este tipo de filmes, parece no tomarse demasiado en serio. "Sé que no soy una gran actriz. De hecho, no quiero que me tomen muy en serio. Al menos, no tan en serio, pero de todas maneras, este es un año en el cual estoy tomando un control más estricto sobre mi vida", aseguró.

A los 36 años, Anderson dice haber adquirido seguridad: "Ahora me siento muy bien, mucho más segura. Por ejemplo, estos días estoy leyendo todos mis contratos y yo misma firmo mis cheques. Siempre fui muy confiada y supongo que se debe a que crecí en Canadá, en un mundo más tranquilo".

Esta hija de un técnico en calderas y una camarera, fue una celebridad desde la cuna ya que fue el primer bebé nacido en el día del centenario de Canadá. En su adolescencia se mudó a Vancouver Island, donde comenzó su romance con las cámaras. Un camarógrafo que cubría un partido de rugby para la televisión, hizo foco en ella y no dejó de mostrar, siempre que tuvo oportunidad, su cara o distintas parte de su cuerpo. Poco tiempo después era la protagonista de la campaña de una cerveza, y de allí pasó a posar desnuda para Play Boy.

Su anatomía contundente le deparó el punto máximo de su popularidad y fue la punta de lanza con la que a principios de los 90 saltó de Play Boy a hacerse un lugar en la serie televisiva "Baywatch".

"Nunca creí, ni en sueños -recuerda sobre esa experiencia en televisión-, que esta serie insignificante y ridícula llegaría a hacerse tan famosa en todo el mundo. Pensé que en poco tiempo estaría de vuelta en casa. Pero entonces una cosa llevó a la otra y, aunque no planeé nada, creo que me salió bien lo de ir conectando todo lo que había pasado para de esa manera seguir avanzando en mi carrera".

Pero no todo fue fácil y esa celebridad le costó varios cientos de miles de dólares en juicios. En los primeros tiempos de Internet el nombre de Pamela dio mucho dinero sin que ella obtuviera ningún beneficio. El buscador Google registra más de 180 millones de accesos al día con el nombre de "Pamela Anderson". Casi todos remiten a páginas de pornografía, por lo que la actriz estaba harta. Ahora todo se resolvió después de un largo proceso judicial.

"Al final -contó- mis adversarios no pudieron probar que su Pamela Anderson era más auténtica que yo", explicó. "Estoy tan contenta de que se haya resuelto este caso... Aunque, francamente, estoy harta de abogados. Por lo menos el 50 por ciento de lo que gané en mi carrera lo dediqué a pagar sus honorarios".

Pese a todo, Anderson asegura que ambición y seguridad en sí misma son aspectos secundarios, y de los cuales, inclusive careció durante algún tiempo. "Nunca fui una chica ambiciosa, ni siquiera segura de mí misma -contó-. Nunca participé en concursos de belleza, ni usé maquillaje hasta que fui a Los Angeles, invitada por los directivos de Playboy. De hecho, era la primera vez que viajaba en avión. Cuando llegué, quisieron que fuera directamente a la mansión de Playboy, pero insistí en quedarme en un hotel".

Actualmente vive en Malibú con sus hijos, Brandon Thomas y Dylan Jagger, donde también despliega su ocupación maternal sin delegar sus funciones. Ella misma lleva a los chicos a la escuela y hace las compras en el supermercado. Claro que no puede pasar por una vecina más del barrio ya que con frecuencia debe tolerar a los fotógrafos que, de forma imprevista, le salen al cruce.

Su tiempo en este mundo está limitado, según lo reveló después de comprobar que padece de hepatitis C contagiada después de tatuarse con la misma jeringa que su marido Tommy Lee. "Puede que me queden diez años de vida", reconoció. A pesar de eso o por esa razón, no para de trabajar: lleva a adelante una línea de lencería, otra de velas de aromaterapia, produce la serie de dibujos animados "Striperella", a la cual presta su voz, junto a Stan Lee, el fundador de los célebres cómics Marvel, y escribe para la revista Marie Claire, donde defiende con vehemencia de militante el amor romántico a la vieja usanza.

La literatura también forma parte de sus intereses. Ya firmó un contrato por dos millones de dólares con la editorial Simon & Schuster, que publicará sus dos primeros libros. Cuando habla de esta actividad vuelve a asomar su discreción y timidez: "El libro es sobre mí, alegre y tonto. No creo que sea una decepción".

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La ex chica "Baywatch es una colegiala tonta en el filme.

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