Año CXXXVII Nº 48282
La Ciudad
Política
Economía
La Región
El Mundo
Opinión
Información Gral
Escenario
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 28/01
Autos 28/01
Turismo 25/01
Mujer 25/01
Economía 25/01
Señales 25/01
Campo 24/01


contacto

servicios

Institucional

 viernes, 30 de enero de 2004

Charlas en el Café del Bajo

-En los textos de "Un análisis de la tragedia judía", el rabino Eljanan Wasserman reflexiona sobre los motivos del auge del antisemitismo en nuestros días. Entre una de las razones sustentadas por el rabino y casi diría determinante, figura el alejamiento del pueblo judío de Dios y el incumplimiento e inobservancia de lo que manda la Torá. Dice el religioso que "todo el que busca resolver el problema judío debe descubrir la causa de las injusticias y los tratos inhumanos que han sido perpetrados contra los mismos. Buscar causas naturales para las injusticias contra los judíos es inútil. No puede haber una explicación lógica para el inesperado regreso del barbarismo en un mundo civilizado. Nuestro único recurso es la Torá -asegura-; en ella, vamos a encontrar la explicación para nuestros sufrimientos y su única solución".

-Siga con este tema para ver adónde llegamos.

-El rabino sostiene que en la Torá fueron registradas profecías para todas las generaciones del pueblo judío, lo que es cierto y yo añadiría que son profecías para toda la humanidad. "D.os ha ordenado que Iaacov esté rodeado por enemigos". Se deduce que persecuciones periódicas y tratamiento hostil son un mal necesario en el proyecto divino. En cualquier momento de la historia en que los judíos pierden conciencia de su herencia y su misión en la vida, se vuelve necesario que sus enemigos lo despierten y les restauren la posesión de sus facultades. La magnitud de sus enemigos y la severidad de los métodos empleados para despertar al judío dependen enteramente de la intensidad del letargo en que se encuentre". ¿Lo entiende, Inocencio?

-Perfectamente. Según el rabino, si el judío se aleja de Dios, irremisiblemente le sobrevienen tragedias como las persecuciones que debieron afrontar en todo el curso de su historia. Yo comparto a medias el pensamiento del rabino. ¿Y usted?

-Antes de darle mi opinión quiero transcribir una parte más de sus palabras: "Un hombre está durmiendo en una casa que se está incendiando. Si duerme livianamente, un suave golpe con el codo será suficiente para que se dé cuenta del peligro. Pero si ha caído en un profundo sueño, será necesario sacudirlo fuertemente o quizás necesitemos pincharlo con una aguja para poder salvar su vida. Igualmente, cuando los judíos son esencialmente leales al judaísmo, el antisemitismo se expresa con molestias menores que son suficientes para prevenirlos de no olvidar su finalidad en el mundo. Pero cuando los judíos se olvidan del pacto que Hashem, que D-os hizo con sus patriarcas y buscan vivir como las demás personas de la tierra, el antisemitismo los ataca furiosamente, como sucede hoy en día". El rabino señala que muchos se apartan de Dios por ignorancia, mientras que "muchos otros declaran arrogantemente delante de D.os: «Vete»", y añade: "Estos organizan escuelas para la diseminación del ateísmo donde preparan a chicos judíos para que declaren: «No tenemos porción en el D.os de los judíos». Ellos son la verdadera causa de los problemas de hoy en día".

-¿Qué dice usted?

-Es cierto lo que dice el rabino y es aplicable no sólo al pueblo judío, sino a todos los hombres. El apartarse de Dios y de su ley, que en todo caso es la ley natural y universal, más tarde o más temprano trae consecuencias inevitables. El que se aparta del amor, por ejemplo, y cultiva el odio, la venganza o el resentimiento, no podrá sino cosechar tormentos. Quien se aparta de Dios y su ley (la Torá) cae en la idolatría y no podrá cosechar sino desventuras. Esto es bien cierto y uno puede palparlo en la vida cotidiana. Rashi dice: "Apenas una persona se aleja de la Torá cae en la idolatría", es decir se suelta de la mano de la divinidad que lo sostiene. Lo que yo no comparto es su visión de que el antisemitismo o la judeofobia es una suerte de "castigo" por el apartamiento. El antisemitismo es un mal en sí mismo, un monstruo con vida propia que atacará y destruirá al judío más piadoso y devoto, el antisemitismo trasciende el carácter de riesgo para el pueblo judío y debe ser tenido en cuenta como riesgo para la humanidad, porque siendo la enseñanza judía "luz del mundo" y el Dios de Israel Dios de la humanidad, el monstruo jamás se conformará con devorar sólo la luz, sino que irá por lo que quede en las tinieblas.

Candi II

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados