| viernes, 30 de enero de 2004 | Lanzó "Otro vientos", su nuevo álbum Jorge Migoya: "Me siento cerca del rock, sobre todo por su franqueza y energía" El rosarino que vive en Europa desde hace 25 años cuenta cómo surgió la idea de editar un CD en su ciudad José L. Cavazza / La Capital Jorge Migoya dejó Rosario hace casi 25 años y se instaló en Europa con un puñado de dólares en su bolsillo y un deseo confesable: vivir de la música y ser inmigrante en Europa. Intentó en España un tiempo y terminó radicado en Francia. Jura que ese país le abrió la cabeza. Allí es un compositor respetado (además toca clarinete, contrabajo, piano y guitarra) no sólo en ámbitos de la música sino también del teatro y la danza. Fue arreglador de los argentinos Gustavo Beytelmann y Cuarteto Cedrón.
Hoy regresa a su ciudad a través de un nuevo disco, "Otros vientos", grabado aquí y allá, con músicos rosarinos y franceses, y editado por Blue Art, un sello de Rosario. El álbum es un buen ejemplo del planeta Migoya, ese mundo donde el sonido no es rock, no es jazz, no es world music ni música clásica, pero que incluye algo de todos estos géneros. Y mucho más.
-En "Otros vientos" hay músicos argentinos y franceses ¿cuál fue la diferencia en tocar con unos y otros?
-En el caso de "Otros vientos", hubo música compuesta para los argentinos y grabada en Rosario y otra compuesta para los franceses y grabada en París, aunque de todas maneras, todos los que participaron del CD pueden en realidad tocar todos los temas. La diferencia, si se puede hablar de diferencia, sería que sobre temas de tipo latino, los argentinos tienen un poco más de feeling para hacerlo, un cierto sentido del tiempo (tocar hacia atrás por ejemplo, contrariamente al jazz que se toca para adelante) pero todo eso es muy subjetivo. Creo que las diferencias unen.
-¿Cómo surgió el disco?
-Si este disco existe, es gracias a una idea de Luis Suárez (El Umbral) que me propuso la coproducción junto con Blue Art. Después hubo todo el trabajo de reunir las grabaciones, de masterizar y de crear un sonido común sobre tomas y grabaciones diferentes; un muy buen trabajo de Juan De Toma.
-¿Este disco es una especie de regreso a la Argentina?
-La idea de hacer un disco para la Argentina fue muy tentador. Para mí es una manera de no desaparecer completamente, de hacer escuchar a los argentinos lo que otro argentino hace lejos de su país. Cuando se escucha el disco, se puede percibir aquí o allá ciertas connotaciones latinas, argentinas, rosarinas. No sé; estando en el extranjero las raíces se profundizan, es inevitable y es mejor así. Hoy valoro y respeto mucho un tipo como Gato Barbieri, (muy criticado en otra época) porque comprendo mejor su sentimiento, al margen de la musicalidad o no de su obra.
-Hace 25 años que te fuiste a Europa: ¿lograste vivir de la música, con todo lo que eso significa?
-Sí, por suerte siempre pude vivir "por la música" y no "de la música". La pregunta es perfectamente representativa de lo que significa para la gente ser músico, "con todo lo que eso significa". Antes que nada, si para mí la música fuera una manera como otra de ganar dinero, ya hubiese cambiado de trabajo. La música para mí es riesgo, el riesgo de crear, ir cada vez más lejos, no saber a veces donde hay que ir, la incertidumbre constante. Después que haya o no dinero es otra cosa; Picasso fue primero Picasso y después multimillonario, Van Gogh fue primero Van Gogh y después miserable y hambriento.
-¿La música que hacés, hubiera sido posible hacerla en Argentina, en Rosario?
-Componerla quizás, aunque las influencias del lugar donde estás son muy importantes. Pero hacer en Argentina lo que hago en Francia... ¡si eso fuera posible vuelvo!
-¿Tu música es la del casillero "difícil de encasillar"?
- Es difícil de encasillar pero pienso que no hay que tratar de encasillarla; al contrario, hay que darle su propia libertad. Mi música y yo somos el resultado de un tipo que nació en Rosario, que estudió la música clásica siendo un chico, que escuchó e hizo rock en su adolescencia, que más tarde descubrió el jazz, y que luego partió a los 22 años a Europa, donde escuchó músicas de otras fronteras pero que en el fondo aún palpitaba el folclore de su país lejano.
-¿Te sentís más cerca del jazz, el rock, del new age o de la música clásica?
-Sobre todo del rock, por su franqueza, su energía y su rebeldía; también de la música clásica, el arte de Beethoven para desarrollar un motivo musical; con respecto al jazz, aquí en Francia me aburre. Eso sí, escucho un poco de todo: clásica, jazz, rock, rap, comercial inglés, francés y americano... aunque en general escucho muy poca música.
-¿Qué cosas definen la argentinidad en lo que hacés?
-Yo no me doy cuenta conscientemente. Hoy creo que soy una mezcla de dos o quizás más culturas, pero mis raíces aparecen de una manera o de otra: un sonido de bandoneón, un ritmo determinado, unas notas que te abren las puertas de la memoria; musicalmente se encuentran cosas pero creo que lo que más caracteriza mi argentinidad es la voluntad. Aquí en Francia eso no existe para nada.
-Después de pasar por España, te radicaste en Francia, ¿por qué?
-Porque en la situación en la que me encontraba, pensé que era más poético morir en París que en Barcelona. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Migoya dice que el nuevo disco es una forma de no desaparecer de su ciudad. | | |