Trolebuses, una década después

El pasado 25 de enero se cumplieron diez años de la rehabilitación de la línea "K" de trolebuses. El acontecimiento continúa siendo el hecho más importante en materia de transporte público en los últimos quince años, por cuanto su magnitud es indiscutida y sus beneficios posteriores más que evidentes. Sin embargo, la situación del transporte eléctrico atravesaba una situación cuasi terminal a principios de la década anterior, a causa de una concesión de pésimo desempeño y un Estado municipal que jamás ejerció controles serios. Así las cosas, hablar de recomponer el sistema de trolebuses era interpretado como un absurdo para algunos y como una quimera para otros. No obstante, existió voluntad política para revertir la caótica circunstancia, y contrariamente a lo que suponían algunos funcionarios municipales y no pocos empresarios del sector, el proceso licitatorio resultó exitoso y al tiempo comenzaron a llegar los nuevos coches brasileños, a la vez que líneas de contacto y subestaciones de tracción eran reconstruidas. Algunas dificultades iniciales no fueron óbice para que los trolebuses recuperasen su línea y retornasen a sus históricos niveles de preferencia popular, alcanzando casi siete millones de pasajeros durante 1997, su mejor año. Una década después, las unidades ya acusan el paso del tiempo y el desgaste; mientras que el resto del sistema (inactivo desde 1984) continúa en estado de abandono. Es por ello que se hace necesario que el intendente municipal adopte las medidas tendientes a garantizar que la línea "K" recupere el nivel de calidad de servicio de hace unos años y se adopten de manera decidida las acciones para devolver el transporte eléctrico a las zonas sur y norte de la ciudad (líneas "M" y "H"). Sería muy penoso que conociendo la historia que concluyó hace diez años, se repitan las desafortunadas circunstancias que casi llevaron a la extinción a los trolebuses en aquella oportunidad.

Mariano César Antenore