| domingo, 18 de enero de 2004 | Entrevista. Carrió dijo que el presidente ama el poder "más que a nadie" Carrió: "Este es un buen gobierno" Por primera vez, Lilita reconoció públicamente que hubo un salto de calidad en la administración del país Mauricio Maronna / La Capital "Querido, estás más blanco que un papel, andate de vacaciones...", dice Elisa Carrió cuando divisa al cronista de La Capital. "Mirame a mí. ¡Qué bien me vino irme de la Cámara de Diputados!", suelta antes de una carcajada que retumba en un silencioso bar céntrico. Está bronceada, con seis kilos menos y sin rasgos contracturados.
"¿Me querés preguntar sobre Graciela Ocaña...? Están volviéndome loca todos los periodistas de Buenos Aires, pero no atiendo el teléfono", juguetea. Los dichos de Lilita sobre la nueva interventora del Pami fueron publicados el miércoles por este diario y, en verdad, sorprendieron a casi todos por su nivel de tolerancia.
"Este es un buen gobierno", dice por primera vez la líder del ARI, aunque al mismo tiempo alerta sobre características "despóticas". El espesor intelectual de Carrió se destaca por sobre el resto de la dirigencia argentina pero, sin embargo, no derrama en una construcción política que esté a la altura de esa cualidad teórica. A ella parece no importarle: "La Argentina va hacia otro lugar, pero llevará tiempo. Somos una sociedad insegura que vota a quien tiene poder".
-Pero lo de Ocaña debe ser duro para usted.
-Es que yo la quiero tanto... Me acuerdo en la comisión sobre Lavado de Dinero, cuando ella estaba armando los cuadros, con mi perro, mis hijos... Es como el hijo pródigo: tomó su porción de la herencia y se fue. La posición del ARI es muy clara: no se puede ser oposición y oficialismo al mismo tiempo. Lo mejor que le puede pasar a la República es tener un buen gobierno, y éste es un buen gobierno. Nosotros somos una oposición leal, responsable, que busca alternativas para un eventual recambio. Graciela ya no podrá investigar más la corrupción que hay en el Pami. Ese es el daño que me produjeron: tenemos que rearmar el equipo de investigación. Mire qué paradoja: Ocaña estaba investigando hechos de corrupción en el sur...
-¿Habrá una sanción disciplinaria?
-No creo. Los que no quieren seguir el camino del renunciamiento tendrán que ir por otro lado. Acá parece que el único camino posible es el poder, y esto limpia las aguas. Es más, habrá otros dirigentes del ARI que se van a ir. Les miro las caras desde hace muchos meses.
-Alberto Fernández dice que el nombramiento de Ocaña contradice sus críticas sobre la "hegemonía".
-Al contrario, eso demuestra la hegemonía. Yo soy profesora de ciencia política, no me va a venir a engañar Fernández. Lo que no hay que hacer es enojarse, hay un cuento de un rabino que es maravilloso: un hombre se enojó y dejó de ser sabio para pasar a convertirse en vulgar, se enojó más y pasó a ser un reptil, se enojó más y pasó a ser una piedra. Hasta que se deshizo y trató de comenzar a recomponerse, ¿está?. No estoy enojada, no quiero que nadie arme un show. Esto que pasa es fantástico, el presidente tiene una alta legitimidad, un buen gobierno; y yo estoy tercera en imagen practicando una oposición leal. Apoyamos en las cuestiones más difíciles, cuando el resto daba la espalda, como en el tema de los piqueteros y la nulidad de las leyes de la impunidad. Pero somos diferentes, y hay que evitar el despotismo...
-¿Observa signos de despotismo en el gobierno?
-Sí, es mi máxima preocupación. Montesquieu decía que el sentimiento que anida en un espíritu despótico es el temor, y no hay que olvidar que los despotismos fueron inicialmente gobiernos exitosos. Los déspotas nunca fueron antes gobiernos usurpadores, fueron exitosos que inspiraron primero protección y luego temor. El primer temor lo tenían sus propios secuaces, sus propios seguidores; y después derramó en toda la sociedad. Un día la sociedad se levantó con miedo y sin libertad. Lo que evita la tentación despótica es una oposición responsable, que vamos a ejercer contra viento y marea. Será posible mientras haya gente que no tenga precio.
-¿Cómo lee la cumbre Bush-Kirchner?
-Las cumbres no sirven para nada. El único tema importante es el Alca, y en esto no veo claridad del gobierno. Hay que diluir el Alca, hacerlo imposible. Todo lo demás es un título para un mes sin noticias.
-Es la primera vez que dice que estamos ante "un buen gobierno."
-Sí. Es un avance respecto de los anteriores.
-¿Cómo se hace oposición cuando algunos encuestadores hablan de un presidente con 90% de imagen positiva y con un oficialismo periodístico casi sin precedentes?
-Me pegaron durante seis meses seguidos y tengo el 55% de imagen positiva sin haber comprado ningún diario.
-¿Se hará justicia con el tema de los sobornos?
-No sé, pero que se sepa la verdad es muy importante. Yo ya le había dicho a La Capital que (Fernando) De la Rúa ordenó los sobornos. Que se sepa que existe un sistema en el que el PJ no vota si no le pagan es importantísimo.
-¿Lo conocía a Pontaquarto?
-Sí, nadie podía desconocer a Pontaquarto. Hablar con Genoud era hablar con Pontaquarto. Argentina va hacia otro lugar, pero llevará tiempo, porque somos una sociedad insegura que vota a quien tiene poder. Los traumas provocan amnesia, por eso este país no tiene memoria y busca poder. Y ese poder lo lleva a una nueva desgracia.
-¿Y Kirchner es capaz de decirle "no" a ese poder enquistado en los aparatos?
-Kirchner ama el poder más que a nadie en el mundo.
-¿Usted critica porque se quedó sin discurso?
-Con eso están tratando de operarme. ¿Vio que hay un mal permitido? Yo cometí el error de querer retener a algunas personas por afecto más allá de lo posible. El problema del mal permitido es que quien ejerce el mal cree que gana, pero en el fondo termina beneficiando al que sufre. Pongo un ejemplo: el árbol debe llorar cuando lo podan y, sin embargo, esa poda, que es un mal permitido, es para que dé más frutos. Yo soy como una planta a la que podan siempre, pero sigo dando frutos.
-¿Y Kirchner qué es?
-Una higuera... (Se ríe).
-¿Una higuera?
-Sí, pero sin higos, sin frutos.
-¿A qué se va a dedicar de ahora en más?
-A dar clases, a participar del instituto de formación política. Y les adelanto que voy a dar clases en Rosario. Voy a estar mucho tiempo en esta ciudad. Ojalá que tenga la gracia de no tener que volver a un cargo. Mi sueño es formar militantes con capacidad de renunciamiento, ahí sería feliz. El objetivo es que yo deje de ser necesaria, al margen de que algún día pueda volver a ser candidata a presidenta.
-¿Quién va a ser oposición?
-Nosotros. El que dice la verdad no desaparece nunca. Yo hablo con la sociedad en un lenguaje que los analistas políticos no entienden; el poder trata de hacerme operaciones que no tienen que ver con esa comunicación que establezco con la sociedad; los sociólogos dicen que mezclo a Foucault con la religión. Ahora, la gente sabe perfectamente que voy a otro lugar, que no es el PJ ni el radicalismo. Viene un buen tiempo para la Argentina, y ojalá le vaya bien al presidente, aunque traten de mostrarme enojada. Yo sé quiénes se van a ir del ARI; el que no me mira a los ojos se está yendo. No voy a retener a nadie más. enviar nota por e-mail | | Fotos | | "Soy como un árbol al que podan siempre. Pero sigo dando frutos". | | |