Año CXXXVII Nº 48270
La Ciudad
Política
Información Gral
La Región
Opinión
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 14/01
Autos 14/01
Turismo 11/01
Mujer 11/01
Señales 11/01
Educación 10/01
Campo 10/01


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 18 de enero de 2004

Jugó de 9 en el Newell's de 1952 y 1953, salió campeón con
¿Te acordás hermano?... de Chaicolé, el indio goleador
Palestino de Chile en 1955 y también actuó en Perú y Colombia

Javier Parenti / La Capital

Presentarlo como el Gallego López lleva a preguntar ¿cuál de todos? Pero aquellos que conocen del fútbol de antes, de 50 años atrás, saben que si a este Juan Manuel López se lo presenta como Chaicolé se trata del número 9 que jugó en Newell's en 1952 y 1953, que salió campeón con Palestino en el torneo chileno de 1955, que fue subcampeón en Colombia, con Deportivo Cali en el 59 y tercero en el 60 con el América. Quien se caracterizaba por su fuerza, valentía y goles. El mismo que hoy canta 75 años muy bien puestos y que con orgullo presenta a su hijo Juan Manuel, de sólo cinco años.

De piernas chuecas y con cirugías, de un humor envidiable, de anécdotas a raudales y de pasado itinerante, este entrerriano "de Victoria, ponelo porque nadie sabe que soy de allá" que llegó a Rosario a los 8 años empezó a jugar al fútbol en Provincial, donde estuvo "hasta los 20, cuando me tocó el servicio militar y fui a Córdoba, a San Francisco".

Allá jugó en la selección cordobesa, con la que "salimos subcampeones argentinos en Mendoza, con muchos rosarinos como Fumero, Córdoba, Molinari, Cartuchera Martínez, el Negro Amable López y Masariego".

Y en el 52 llegó a Newell's. "Me trajo el Alemán Celli, justo en una época en que el equipo tuvo un bajo nivel, pero compartí con buenos compañeros. Abajo jugaban Faina y Puisegur, estaban Cabrera y el turco Kasparián y en la delantera jugábamos Contini, Vicente de la Mata (con 37 años todavía era un grande, gracias a él hice muchos goles), yo, el negrito Alvarez y Ortigüela o el Chingua López. Lástima que no cobrábamos nunca. Si hasta me quedaron debiendo más de treinta mil pesos y pidieron 150.000 pesos cuando Nacional de Montevideo quiso comprarme, ni me dejaron ir a Vélez".

Chaicolé, apodo con el que ya había llegado a Ñuls, "no sé quién ni cuando me lo pusieron, pero era el nombre de un indio indomable de una tribu", imita la voz del Alemán Celli y comenta que "fue el único entrenador al que le doy valor. Llegué a ser lo que fui gracias a él, si yo era un indio al que sólo le faltaba la pluma. Un día me dijo «si querés ser alguien hacé lo que te digo» y me corrigió. Porque el fútbol no se enseña, se trae del potrero".

"La mayoría de los técnicos de hoy son charlatanes que necesitan dos o tres futbolistas para jugarle a un equipo y tres o cuatro para enfrentar a otro. Sí son buenos para mantener el grupo unido porque el jugador es muy rebelde. Pero con una buena preparación física listo. La mayoría no saben armonizar el equipo, esa es la ventaja que les lleva Bianchi a todos. Como el profesor Córdoba que agarra el pizarrón y explica. Claro, si los dibujitos con tiza no se mueven. Y me acuerdo de un entrenador yugoslavo que tuve en Chile, que cuando hacíamos un gol se agarraba el saquito, iba corriendo a donde festejábamos y nos decía «muy bien, hagan otro». Eso sí, era muy buen preparador físico y pasábamos por arriba a todos los equipos. En el 55 fuimos campeones con 9 puntos de ventaja". Aquel equipo era Palestino, en el que jugó 4 años, entre el 54 y el 57 (allá se lesionó los meniscos y estuvo más de un año parado).

De ahí se fue "a Perú, un año en Ciclista Lima. Allá jugué con Miguelito Loayza, un peruano que jugó en el Barcelona de España y en Boca, pero el gran recuerdo fue "que ese año enfrenté al Santos de Pelé. Un equipo al que no se le podía ganar. El Negro todos los partidos hacía una jugada diferente".

"Claro que fue más completo que la culona, como le digo a Maradona, que fue un muy buen jugador pero gracias a él tenemos todas esas mañas de tirarnos al piso y quejarse. Antes, si te pegaban y hacías eso te daban el doble. Otro grande fue Sívori, pero con una sola pierna. A él le faltó ser campeón con la selección para ser más grande y reconocido", agregó López.

Volviendo a su carrera, en 1959 se mudó a Colombia. Allá jugó en Deportivo Cali y en América (60 y 61). Después pasó al Irapuato de México y en el 63 volvió al América para terminar su carrera profesional. Pero siguió recorriendo el mundo hasta 1985, cuando "volvía a Rosario porque estaba mi familia. Y gracias a eso hoy vivo para mi hijo Juan Manuel, con quien compartimos todo, como los días en la isla, junto a mi esposa Marcela".

"Ojalá salga hincha de Newell's. Hoy lo es, pero no lo presiono. ¿Jugador? Recién tiene cinco años y está empezando a aprender a levantar la cabeza, que es lo más importante para jugar bien".

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Juan Manuel López se caracterizaba por su fuerza para ir adelante.

Notas Relacionadas
Una lesión lo dejó sin selección


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados