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 domingo, 18 de enero de 2004

Editorial
Piletas, peligro inadvertido

El verano se vive ya a pleno en la ciudad y su zona de influencia, con la lógica expansión social que provoca la feliz conjunción de clima cálido, vacaciones y vida al aire libre. Y como no puede ser de otra manera dado el calor reinante en esta época del año, quienes no se han trasladado a la orilla del mar o viajado rumbo a las sierras eligen pasar su tiempo libre en la cercanía del agua, ya sea en los múltiples balnearios que ofrecen el río Paraná y las islas o en los clubes y residencias privadas, donde las piletas de natación constituyen el principal atractivo. Y justamente éstas -punto nodal de la diversión colectiva- se erigen en un peligro que muchos no advierten, sobre todo en relación con los niños más pequeños.

Como todos los riesgos acerca de los cuales no existe una conciencia clara en la gente, su dimensión aumenta en proporción con ese desconocimiento. Tal cual lo reveló La Capital en su edición del jueves pasado, las piscinas son el ámbito aparentemente inofensivo donde se producen numerosos accidentes fatales que afectan a la infancia, al punto de ubicarse en tercer lugar dentro de esa dramática estadística, de acuerdo con datos proporcionados por Unicef y la Sociedad Argentina de Pediatría.

Los consejos que brindan los expertos en torno de las medidas de precaución a adoptar son precisos: hay que extremar al máximo las medidas de seguridad, entre las cuales la vigilancia personal de los chicos -sobre todo cuando tienen entre uno y cuatro años, la llamada "edad de los deambuladores"- resulta la más importante. La consigna es categórica: jamás hay que darles la espalda.

Por cierto que también conviene cercar las piscinas, a tal punto que el director de la Escuela de Guardavidas de la Cruz Roja Argentina, filial Rosario, consideró necesaria la sanción de una norma que obligue a quienes construyan piscinas a montar alrededor del espejo de agua un cerco perimetral de seguridad.

La repetición -año tras año- de casos fatales, que involucran por igual a napas socioeconómicas altas y bajas, brinda una nítida señal de alerta en torno a un peligro inadvertido. La sociedad debe tomar conciencia al respecto, a fin de detectar los modos de llevar el riesgo al mínimo de los niveles posibles.

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