| domingo, 18 de enero de 2004 | Arteterapia: Contacto con las emociones El filósofo Emile Cioran explicó en numerosas ocasiones que su obra era fruto de un acto curativo. Había comenzado a escribir para no volverse loco. El propio Dalí se definía como un paranoico a la vez que añadía: "Debo ser el único de mi especie que ha dominado y transformado en potencia creadora, gloria y júbilo, una enfermedad mental".
El arte en todas sus formas, no sólo es un modo de expresión, sino una herramienta terapéutica que en los últimos años ha experimentado un importante desarrollo como forma de complementar los tratamientos de diversas enfermedades y también como un medio de crecimiento personal.
El empleo del arte como vehículo de comunicación, como exploración de uno mismo o para exorcizar las miserias personales es tan antiguo como la humanidad. Como Cioran y Dalí, otros muchos artistas se iniciaron en la música, la pintura o la danza como una vía de escape o como cura.
Estos personajes han practicado lo que ahora se denomina arteterapia, a la vez que han creado obras sublimes. Sin pretender pasar a la historia y ni siquiera con la intención de crear algo bello, el resto de los mortales puede emplear estas formas de expresión para superar alteraciones emocionales.
El vehículo de un cambio de actitud frente a una enfermedad puede ser la pintura, la escultura, la música, la danza, la escritura o el teatro. No se trata de contemplar los trabajos artísticos de otros, sino de crear. Lo importante es el proceso creativo y no que el resultado sea hermoso.
Muchas personas se resisten al principio porque piensan que no están dotadas para las artes, pero no es necesario tener ningún conocimiento previo ni aptitud particular. Durante la gestación de las obras se entra en contacto con partes de uno mismo, con emociones que no se pueden explorar con la palabra. En el curso de este viaje toman conciencia de su situación y encuentran respuestas para enfrentarse a lo que les está ocurriendo.
El arteterapia es un auténtico crisol de disciplinas. En ella se unen, además de las bellas artes, la pedagogía, la sociología, la psiquiatría y el psicoanálisis. Algunos han definido a esta disciplina como una forma de psicoterapia. Pero a diferencia del modo clásico, las sesiones no consisten en conversaciones sino que son juegos creativos de exploración. Lo puede practicar cualquier persona que necesite encontrar un modo de expresar o explorar sus emociones.
Inicialmente su uso se circunscribía a los trastornos psicológicos porque su gestación se produjo al abrigo de las teorías psicoanalíticas, pero con el tiempo se ha ido incorporando al manejo de otras patologías.
Existen múltiples trabajos a pequeña escala publicados en revistas especializadas, fundamentalmente anglosajonas, valorando sus efectos.
El crecimiento responde a la tendencia que se observa en los últimos años de dar más relevancia a los aspectos emocionales o psicológicos de la enfermedad a la vez que se atiende el lado puramente biológico. Se ha aceptado ampliamente que el estado anímico, el estrés y la agresividad tienen un impacto importante en la salud física y en la evolución de los enfermos.
Esta técnica proporciona un canal de comunicación empleando la forma de lenguaje más ancestral e instintiva que son los símbolos. Las pinturas, los instrumentos musicales y el propio cuerpo a través de la danza y del teatro se transforman en frases que transmiten las vivencias más ocultas. Sin embargo no sólo las personas que sufren alguna patología pueden disfrutar del uso terapéutico del arte. Muchos, a pesar de haber triunfado laboral y socialmente, sienten que han olvidado una parte de ellos mismos. En general se describen como prisioneros del entorno social y familiar. Las imágenes o las obras que crean les permiten reencontrarse con ellos mismos, con quiénes son realmente. enviar nota por e-mail | | |