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 sábado, 17 de enero de 2004

Regresó a las bateas con "The Evening of My Best Day"
Rickie Lee Jones: "La rabia que me provoca Bush me ayudó a superar la sequía creativa"
La legendaria cantautora volvió a componer tras seis años y editó el disco más combativo de su carrera

Ernesto Pérez

A la cantautora más mitificada del pop nunca le gustó que le pregunten por su vida. Sin embargo, esta vez es diferente: ahora Rickie Lee Jones tiene una misión. Y se lanzó a la ruta para cumplirla, en una serie de recitales por el mundo para promocionar su último trabajo, "The Evening of My Best Day". El objetivo es denunciar el actual declive de la sociedad estadounidense y, en lo posible, frenar a George W. Bush en su campaña bélica y su creciente limitación de las libertades públicas.

El disco tiene la particularidad de que por primera vez se alimenta totalmente de temas propios luego de seis años dedicados a grabar únicamente versiones de standards y clásicos del pop. "Prefería hacer covers porque no tenía nada importante que decir -comenta-. Pero la situación ha cambiado. Están sucediendo cosas muy bochornosas y los Estados Unidos, y el mundo en general, necesitan que alguien les despierte de su letargo. Por eso he vuelto a escribir".

Para mayor dato, la reciente captura de Sadam Hussein no parece impresionar a la cantante norteamericana. "No creo que sirva para nada. El problema no es el tirano de Sadam. Son Bush y su cuadrilla de políticos mentirosos y manipuladores, con sus ansias de poder. Hay que pararlos antes de que destruyan el mundo".

Rickie Lee Jones, genio y figura a sus 49 años, la autora de "Chuck E.'s in Love" y otros himnos de la bohemia californiana, es madre de una hija adolescente, Charlotte Rose; está de vuelta en Los Angeles, la ciudad donde se hizo artista, y, sobre todo, parece haber superado sus etapas más sombrías, excesivas y autodestructivas.

Del pasado, la cantautora todavía conserva el aura de poetisa libertaria y muy vivida, la voz cantarina, sexy y suavemente nasal y una expresión entre escéptica y descarada, dulcemente cansada. Parece feliz con su retorno pero lo que está, realmente, es rabiosa.

"La rabia que me provocó la política de Bush me ayudó a superar una etapa de sequía creativa que venía durando ya demasiado tiempo y me ha dado energías para alzar la voz y echarme a la calle. Nunca había querido implicarme en política, pero era necesario salir en defensa del país. Los republicanos pretenden hacernos creer que el capitalismo es sinónimo de libertad y dignidad, y yo creo que sólo trae corrupción y vamos camino de terminar en manos de una corporación empresarial. No deseo provocar, sino cumplir con mi deber como ciudadana".

La historia de "The Evening of My Best Day" y de la inesperada metamorfosis de Rickie Lee en activista comienza, en realidad, mucho antes del fatídico 11 de septiembre o de la muy discutible elección presidencial de Bush. Se remonta a 1997, cuando la cantante decide mudarse a Tacoma, en el estado norteño de Washington, para vivir cerca de su familia y educar allí a su hija, en un ambiente más tranquilo.

Así que se puso a ejercer de madre modélica mientras superaba el abandono de las musas grabando discos de versiones. "Todo esto para llegar a recuperarme algún día, recobrar la vitalidad y las ganas de escribir".

"La revolución está a punto de llegar", canta ahora en "Ugly Man", primer corte de su esperadísima vuelta al estado de gracia. Según la artista el atentado a las Torres Gemelas trajo aparejado la instauración de un nuevo orden y nuevas reglas. "Desde entonces, estamos sufriendo una pérdida de garantías constitucionales sin precedentes en nuestra historia -afirma-. Han anulado la libertad de expresión, derogado leyes ecológicas, hundido la credibilidad del sistema y el concepto de dos partidos está tan desacreditado, no hay diálogo... De verdad, los odio".

La culpa, para Rickie Lee Jones, no es solo de gobierno sino también de los ciudadanos "que no han hecho nada hasta ahora para impedirlo. Pero tengo esperanza, por primera vez estamos activos, casi como en los 60. Y yo moriría o mataría por parar esto, hablando metafóricamente".

Al margen de tres canciones políticas, el resto del disco trata de vida familiar, sentimientos, problemas sociales y esperanza. En "Sailor Song", por cierto, habla de "días extraños". "Vendrán días aún más extraños", explica una misteriosa Lee Jones.

La cantante se queja que los periodistas le estén preguntando todo el tiempo por el pasado, las drogas o por Tom Waits. "Con Tom estuve pocos años -arguye-, no mantengo ningún contacto y, sí, resulta un poco irritante que la gente siga interesándose por aquello. Sobre las drogas, no creo que haya demasiado que contar. Lo peor no es tomarlas, sino cómo te sientan cuando eres una persona tan autodestructiva como yo".

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La cantante tiene un objetivo: frenar la política de Bush.

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