| sábado, 10 de enero de 2004 | Charlas en el Café del Bajo -"Aquí en Córdoba, mi querido Inocencio, no andan con vueltas como en nuestra invencible provincia de Santa Fe: sin demasiados trámites, el gobernador de la Sota abrió nuevos casinos en distintas partes. Hay nuevas salas de juegos en Laboulaye, La Falda y otras localidades donde antes no existían. Y ciertamente que no se conoce que algún ciudadano cordobés se haya empobrecido por esto. A propósito, amigo mío, ¿cómo anda la licitación para la apertura de los casinos en Santa Fe y Rosario? ¿Viento en popa, a toda vela?"
-Más que viento en popa, diría que a paso de tortuga y sin ganas, como caracteriza a las administraciones cansinas que se han sucedido en la provincia desde 1991 a la fecha.
-"Si bien es cierto que los casinos son un interesante complemento para el turismo, debo reconocer que el avance tecnológico y la informática, sobre todo, atentan en este rubro contra las fuentes de trabajo. Ahora los casinos tienen ruletas electrónicas, computarizadas. Uno debe hacer las apuestas en una pantalla, previa carga del importe que se jugará mediante una tarjeta electromagnética. Basta con oprimir el número o la chance que se desee apostar sobre la pantalla. La máquina tira la bola, canta el número y registra si usted pierde o gana, y en ese caso qué cantidad. De manera tal que antes, si en una mesa se necesitaban tres personas, ahora con una basta y sobra. Cada mesa de juego dispone de doce pantallas. ¿Qué me cuenta?".
-Es innegable que el avance tecnológico por un lado ha contribuido al desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad, pero por otro ha hecho también que mermaran las fuentes de trabajo. Al menos las fuentes de trabajo tradicionales. En rigor de verdad esto no es nuevo. Este fenómeno comenzó a producirse a partir de la revolución industrial, pero es innegable que a medida que la tecnología avanza, retroceden también en cierta proporción los empleos clásicos.
-"De todos modos yo insisto, Inocencio, y aun a riesgo de equivocarme: el casino en una ciudad es un complemento turístico, importante, por cierto, pero un complemento al fin. Si las autoridades provinciales y fundamentalmente municipales no lanzan una política seria en materia de turismo, todo emprendimiento en materia de juego tendrá una suerte comprometida. Para hacer que una ciudad sea turística, no basta con implementar políticas apropiadas. Debe contar con una condición esencial, además del paisaje: que los servicios, como la seguridad y la salud, estén funcionando apropiadamente. ¿Funciona correctamente esto en Rosario?"
-Mejor ni hablemos de esto. Hay un señor que dice que las noticias de robos no deben darse a conocer a la prensa. ¡Qué vergüenza! ¿Quieren hacer ver que todo está bien tapando la realidad?
-"Rosario tiene un paisaje fluvial bellísimo, un centro comercial interesante y una infraestructura importante. En materia cultural su brillo es innegable. Lástima grande que todo esto no se explote, que no se invite a los inversores a participar de un proyecto turístico que sería ciertamente exitoso. Pero como le digo, Inocencio: es necesario contar con seguridad y salud para no hacer papelones como el sucedido con esta pareja de turistas italianos en el noroeste argentino, que fue víctima primero de un conductor desaprensivo que volcó la combi, ocasionando heridas en los integrantes de la pareja. Y, como si no bastara con esto, la pareja se vio sometida al robo de sus pertenencias. Las ambulancias y la policía tardaron más de una hora en auxiliarlos y fueron literalmente abandonados por las autoridades argentinas. ¡Qué vergüenza!".
-Leí la noticia, sólo recibieron la protección del Consulado Italiano de Jujuy y del Hospital Italiano. ¡Lamentable!
-"Yo creo, Inocencio, que Lifschitz está trabajando en materia de turismo y advierte la importancia económica que esta actividad tiene para la ciudad. De lo que no estoy muy seguro es si el gobernador Obeid podrá comprender esto. Y bue..."
Candi II
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