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 sábado, 13 de diciembre de 2003

El artista editó su nuevo álbum, "Es"
Marcelo "Gillespi" Rodríguez: "Cuando era adolescente me volví evangelista para tocar la trompeta"
El músico, que animó la fiesta del Parque de España, dijo que no se siente un jazzero puro, sino una "mezcla rara"

José L. Cavazza / La Capital

A veces la voz al teléfono de Gillespi se transforma involuntariamente en el tono entrecortado de esa especie de alter ego suyo llamado Aníbal Hugo. "Aníbal Hugo me protegía porque no me obligaba a poner la cara", dice Marcelo Rodríguez, el dueño de la piel de Gillespi y también de la voz de Aníbal Hugo.

El trompetista, actor y humorista de TV y radio animó anoche la fiesta de cierre de temporada del Centro Cultural Parque de España, donde presentó los temas de su nuevo álbum, "Es". Hoy Gillespi es un tipo muy ocupado: escribe en la revista TXT, dirige su sello discográfico Ultradeforme, selecciona los intermedios musicales de "Fútbol de Primera", participa en el programa de Radio Mitre "Mirá lo que te digo" y toca la trompeta junto a su banda además de participar como invitado de sus amigos músicos, ya sea con Los Piojos en el Luna Park o en el reciente Festival de la Paz ante 70 mil personas en Montevideo, junto a Hugo Fattoruso.

-¿Los medios son tu laburo y la música la pasión?

-Sí, de alguna forma es así. No es tan tajante porque yo me divierto también y me gusta mucho lo que hago en los medios, no es que lo vivo sólo como un laburo. También es cierto que todos estos años viví más de los medios que de la música.

-¿Sentiste alguna vez que el personaje te devoraba?

-No, y eso gracias a la desconfianza. Siempre me protejo de algo que no sé qué es (risas). A veces me guardo un año y no hago nada en la tele, después vuelvo... nunca doy la posibilidad de que se infle demasiado el muñeco.

-¿Aníbal Hugo fue una de esas formas de protegerte, ya que era un personaje que no se veía?

-Totalmente, yo me sentía bárbaro haciendo eso, a pesar de que en su momento creció desmedidamente. Yo lo empecé a hacer en el ámbito de programas de amigos y terminó de invitado en "La movida del verano" de Mateyco.

-Con tus múltiples actividades, ¿te queda tiempo diario para la trompeta?

-Me queda poco tiempo. Un par de horas a la mañana y, a veces, de noche me junto a tocar con algunos colegas en algún boliche. No me jode tampoco, es algo que lo tengo bastante controlado, porque después de muchísimos años de tocar la trompeta, el instrumento es algo muy familiar para mí.

-¿Como trompetista, en qué nivel te ponés?

-En el primer nivel (risas). Si vos me estás preguntando cuántas notas toco por minuto, entonces no sé, pero como artista me pongo en el primer nivel. Igual, no existe tal ranking. Tengo cosas para decir y la música es lo que importa.

-¿En el ámbito del jazz se hacen comparaciones del tipo quién toca más rápido?

-Sí sí, puede ser. Yo soy el que más lento toco, salí primero en todos los charts.

-¿Cómo empezaste a tocar la trompeta?

-Cuando era adolescente, en Monte Grande, me hice evangelista para poder tocar la trompeta. La única trompeta que había estaba en el templo. Empecé a ir y mientras leía la Biblia pedía tocar la trompeta. Así estuve como tres meses, hasta que un día le pregunté al pastor si no me la vendía. Me la vendió y nunca más volví al templo.

-¿Cómo es tu nuevo álbum, "Es"?

-Es un disco con todos temas nuevos que esta semana recién apareció en algunas disquerías de Capital. Tal vez sea un álbum un poquito más serio, sin guiños humorísticos, no demasiado pretencioso, con canciones y melodías bastante relajadas. Quizá "Es" incluya un par de temas más elaborados, pero es la línea de siempre. No me quiero caracterizar por ser incomprensible. Si la gente puede cantar la melodía me voy contento.

-¿Te ves como un músico clásico de jazz?

-No. Siempre compartí el jazz con el rock; grabé más de veinte discos de rock en el país. No me considero un jazzero puro, soy una mezcla rara. No me gusta sacar chapa con el jazz.

-¿Te sentís, como Pettinato, esa mezcla rara que dejó Sumo tras su desaparición?

-Tal cual. Es una mixtura extraña. En mi discoteca hay un disco de Jimi Hendrix al lado de uno de Thelonious Monk y de los Beatles. Con respecto a Sumo, lamentablemente yo toqué el último año de la banda, con Luca (Prodan) que estaba como en otra cosa y el grupo pasando por un momento muy loco y complicado. Me tocó esa parte... Lo mío no sé cómo catalogarlo. Lo que pasa es que soy el líder de una banda que en lugar de cantar toca la trompeta, automáticamente la gente piensa "ah, vos tocás jazz".

-Y encima te hacés llamar Gillespi.

-Me cavé la fosa solito. Bueno, a mí me gusta mucho el jazz y la mayoría de mis amigos son músicos de jazz: Javier Malosetti, Adrián Iaies, Luis Salinas. Pero cuando toco trato de hacer la mía, y entonces no sólo hay influencias del jazz...

-Toda una generación que nació con el rock y eso parece ser un dato innegable...

-Claro, tenemos mucha información de ese mundo del rock. No puedo negar que a lo largo de mi vida escuché más a Spinetta que a Louis Armstrong. Es una realidad.

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Gillespi es trompetita, actor y humorista.

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