El juego como un recurso para incentivar la escritura

La escritura como juego y recurso pedagógico para el diálogo y la comunicación fue el leit motiv del certamen organizado por el taller literario de la Escuela Nº 55 Domingo Faustino Sarmiento de Rosario. El concurso se denominó "El misterio de las 7 puertas" y participaron más de 180 chicos de toda la institución. Los alumnos del taller literario coordinados por la profesora Rita Gardellini, fueron el jurado que evaluó el trabajo de los participantes.

El certamen comenzó en julio y finalizó los primeros días de diciembre. La escuela se convirtió en un castillo y los 26 alumnos participantes del taller literario "Chicos escritores, chicos lectores" fueron los encargados de difundir, a través de publicidades y consignas, la actividad.

"Este juego venía de otros años", relató Lucía Soldo, de 5º año de la EGB, que obtuvo el 1º lugar en el desafío. "Fue lindo porque nos permitió ir descubriendo que es lo que más nos gusta escribir", agregó.

De todas maneras, la docente comentó que en años anteriores no existió la demanda que hubo en esta convocatoria ya que de un total de 215 alumnos que tiene la institución, se inscribieron más de 180 chicos, que cada semana tenían una puerta secreta -una consigna- que sortear para llegar a la Cámara Secreta.

La primera puerta fue un dragón con una armadura de oro que los alumnos tenían que traspasar con textos. Entonces los participantes entregaban el trabajo y el jurado -los dueños del castillo- los evaluaban y dejaban escrito en un pizarrón los veredictos sobre los resultados. Allí se pasaba a la segunda puerta, según relató Agostina García, donde se encontraban con una bruja a quien había que contarle una historieta. Otra de las puertas era un fantasma que se peleaba con la novia; aquí había que escribir una carta. En la cuarta, se trataba de sortear a una raya manta que lanzaba rayos misterios. "La quinta puerta era un bosque y las ramas de arriba te agarraban y las de abajo te dormían", cuentan las participantes.

La sexta puerta invitaba a contar una historia graciosa para sacarle el hechizo a unos murciélagos llorones y la 7º y última, proponía escribir una poesía de belleza única para que un duende malhumorado pueda entrar a un taller literario para hadas.

Como la participación era abierta a todos los años de la EGB, los criterios para evaluar los trabajos variaban según las edades. Además, porque "el objetivo de la propuesta es que les guste escribir", según apuntó Gardelini, tan entusiasmada como los chicos. "Lo que yo aprendí es que deben escribir en función de un otro, ya que el problema de la escritura en la escuela es que resulta convertirse en un monólogo -se escribe para un docente-, en cambio aquí se busca es el diálogo".

Las puertas no fueron otra cosa que distintas consignas para que cada uno de los participantes pueda descubrir qué es lo que más le gusta escribir, ya que hubo poesía, narrativa, cartas, entre otro tipo de textos.

En la lista de los que llegaron a la cámara secreta, Yanina Palmisano, de 4º año, obtuvo el segundo lugar, mientras que Fabiana Digiantonio de 9º año (alumna de otra escuela que se entusiasmó con la idea) obtuvo el 3º lugar. Al cuarto lugar llegaron Agostina García o Ginger ( ya que se utilizó el sistema de seudónimos), Inés Labarrere, Lisandro Ferreira, Belén Ramírez, León Perouch, Francisco Alonso, Federico García y Lucía Aciar.

Cada uno de los ganadores recibió una certificación y medalla de sus logros diseñadas por el propio jurado y como frutilla del postre de todo un trabajo donde sobre todo primó el placer, la revista literaria "Buena Letra" publicó los textos ganadores.