| sábado, 13 de diciembre de 2003 | ¿La única, la mejor? "Buenos Aires fue una gran ciudad a la que le faltó un gran país, sé que a mucha gente no le gustará escuchar esto, pero estoy convencido de que la Argentina nunca estuvo a la altura de las circunstancias", dice el destacado ensayista Juan José Sebreli en una entrevista publicada el pasado lunes en La Capital. No deberíamos olvidar que fue justamente Buenos Aires la que a lo largo de los años concentró la mayor parte del poder político. Si el resto de las ciudades del país no se llenaron de industrias o puertos, y luego de los palacios, paseos y avenidas tan caras a la Buenos Aires de Sebreli, es en gran medida porque la clase dirigente del país que, no olvidemos, es mayoritariamente porteña o representante de intereses porteños, postergó durante años los intereses de las provincias. Pongamos tan sólo un ejemplo: la Constitución establece a la Nación como garante en cada provincia del funcionamiento de sus instituciones republicanas. Sin embargo ¿cuántas provincias soportan verdaderos regímenes feudales, con gobernadores y altos funcionarios que se suceden indefinidamente en los cargos para luego cederlos a sus familiares?, ¿y acaso este es un fenómeno reciente? Lamentablemente los Juárez, Saadi, Saá, Mazza o Sapag fueron a su vez precedidos por otras "dinastías", a las que rara vez algún presidente intentó deponer para restaurar las instituciones republicanas que la Constitución manda. La realidad es que cada provincia cuenta con un puñado de diputados y tres senadores, cuyos votos son sumamente interesantes de captar para los proyectos de esa clase dirigente. Mientras este sistema siga actuando no solamente Buenos Aires será, en todo sentido, la mejor ciudad del país; sino que, de alguna manera, será la única, ya que todas las otras ciudades y todas las demás provincias sólo existirán como tributarias de aquella. Creo más bien que fue Buenos Aires quien no estuvo a la altura de su rol de ciudad capital.
Aldo Luis Zicari
enviar nota por e-mail | | |