Año CXXXVII Nº 48229
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 06/12
Campo 06/12
Salud 03/12
Autos 03/12


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 07 de diciembre de 2003

Educación: cómo pensar en un mejor consumo

Marcela Isaías / La Capital

"¿Sabía que debe mantener los alimentos a temperatura segura?". La pregunta de la adolescente, apostada en la entrada del supermercado, interrumpió las compras que Mónica hace casi todos los días. Tanto ella como otras cientos de personas fueron sorprendidas por una campaña que se propuso difundir cuáles son los deberes y derechos que tienen los consumidores.

Lo particular de esta iniciativa es que surgió de un trabajo conjunto entre las Escuelas Nº 432 Bernardino Rivadavia y Nº 465 Manuel Belgrano, el Instituto del Alimento dependiente de la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario y la Unión de Usuarios y Consumidores. Los protagonistas principales fueron estudiantes del polimodal que, luego de recibir la necesaria capacitación, se volcaron a la comunidad a difundir lo aprendido.

Para encarar este trabajo, los chicos se informaron, estudiaron, participaron de mesas redondas, de charlas con especialistas y encuestaron a distintas personas. Los datos surgidos no hicieron otra cosa que confirmar la hipótesis con las que se lanzaron a trabajar: el escaso conocimiento sobre pautas mínimas de consumo y manipulación de alimentos.

Decididos a difundir lo que aprendieron, durante una semana los estudiantes se ubicaron en las puertas de supermercados y granjas de la ciudad. Con folletos informativos -se imprimieron 10 mil financiados por la Municipalidad de Rosario- invitaban a dialogar sobre qué implica el cuidado en el consumo alimentario.

La información básica difundida la tomaron de las cinco claves de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para este cuidado, que, de manera muy sintética, propone tener en cuenta la elección de alimentos elaborados y comercializados higiénicamente, separar los crudos y cocidos, cocinarlos completamente, mantenerlos a temperaturas seguras y usar aguas y materias primas de confianza.

Además de lo efectivo que significó para la comunidad la difusión de esta información específica sobre los derechos y deberes de los consumidores, el beneficio también corrió para el lado de los estudiantes: sus aprendizajes se potenciaron de manera mayúscula.

"La actividad los fortaleció como estudiantes, en su autonomía, valoran de esta manera más lo que hacen y ciertamente se ven resultados muy positivos", expresó la vicedirectora de la Escuela Media Nº 432, Lucrecia Lastra de Collar, al referirse al trabajo escolar y fuera del aula que emprendieron los alumnos. No es casual esta afirmación, ya que este establecimiento trabaja desde hace largo tiempo en proyectos similares, en los que el vínculo con la comunidad y demás organizaciones sociales y gubernamentales tiene especial cabida a la hora de diseñar planes pedagógicos.

La misma visión que esta docente tiene la regente de la Escuela Técnica Nº 465, también coordinadora del proyecto, Lucrecia Bibanco. "La experiencia tuvo un valor doble: los alumnos recibieron preparación complementaria a la que ofrecemos en esta escuela -tienen terminalidad en salud y ambiente- y además pudieron hacer un ida y vuelta con lo aprendido", dijo. Para una y otra educadora, lo valioso es que los estudiantes se convierten en multiplicadores de una idea que beneficia a la comunidad.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados