| domingo, 07 de diciembre de 2003 | Los estrenos de cine de esta semana La mirada de Escenario de las cuatro películas que se estrenaron en las salas de Rosario esta semana: "Camino a casa", "Devorador de pecados", "American pie/La boda", "Swat", y "Tierra de osos".
"Camino a casa" ***** Intérpretes: Eul-Boon Kim y Seung-Ho Yoo. Dirección: Jeong-Hyang Lee
Género: comedia. Duración: 85 minutos. Salas: El Cairo y Village.
La película de la directora Jeong-Hyang Lee es una auténtica sorpresa. Muestra cómo una buena historia puede dar frutos y convertirse en un gran filme, que trasciende los límites geográficos y encuentra una recepción universal. Un niño malcriado es dejado por un tiempo con su abuela en una aldea. La abuela es sordomuda y vive sin necesitar los adelantos de la vida moderna. El jovencito no puede hacer otra cosa más que odiarla hasta que, con el paso de los días, empieza a quererla.
La destreza de la directora para hacer querible al pequeño déspota que es el niño resulta una de las claves del éxito estético de esta película. Conviene aclarar que no se trata de un cine arte, por llamarlo de algún modo, donde en general el acento suele estar puesto en aspectos más formales que en el hecho de contar una buena historia. Si hay que señalar uno de los filmes para no perderse que llegaron a Rosario en los últimos tiempos, "Camino a casa" tiene que estar entre ellos, aunque quizá tanto entusiasmo pueda perjudicar su conmovedora modestia.
F.T.
"Tierra de osos" *** Dirección: Aarón Blaise y Bob Walker. Producción: Walt Disney. Género: dibujo animado. Duración: 85 minutos. Salas: Monumental, Siglo y Village.
El filme tiene algunas de las crueldades típicas de Disney y la clásica puesta en marcha del camino de los héroes, casi como un resabio de lo que la cultura norteamericana conoce como el viaje de iniciación a través de su vasto territorio. Kenai es un joven impulsivo, por cuyo atolondramiento su hermano mayor pierde la vida. Enojado con sí mismo, responsabiliza a un oso y no descansa hasta acabar con la bestia. La venganza se le vuelve en contra y su hermano, convertido en espíritu, lo castiga transformándolo en oso.
Kenai empieza su viaje con la promesa de que en algún de la tierra, donde las luces se unen con las montañas, podrá encontrar una solución a su estado.
Por momentos, "Tierra de osos" parece una relectura de otras películas. Ahí están los personajes secundarios que comentan la historia; ahí está el pequeño parlanchín, que compensa su debilidad física con una verba exaltada y llena de chistes, y otros. También puede verse una relación con la "Era de hielo", como si Disney hubiese querido dar su propia versión sobre ese período tratado no hace mucho por otro gran estudio de cine.
La música de Phil Collins cumple con el standar. Es lo esperable de un compositor con categoría internacional y marca un estilo reconocible, pero está un peldaño por debajo de la que compuso para "Tarzán".
A pesar de los clises, la película propone una diferencia que en este comentario no se puede revelar. Es un buen cierre que revaloriza al filme y lo coloca en otra escala.
Por último, como siempre con el doblaje (un mal necesario en el caso de los filmes para chicos) se pierde la posibilidad de escuchar las voces originales, como la de Joaquin Phoenix.
F.T.
"Devorador de pecados" ** Intérpretes: Heath Ledger, Shannyn Sossamon y Mark Addy. Dirección: Brian Helgeland. Género: terror. Duración: 105 minutos. Salas: Monumental, Siglo y Village.
La gran producción domina "Devorador de pecados". La película mantiene atento por su riqueza visual que se parece a "La liga extraordinaria" pero arruina lo que en principio parecía un buen argumento para una película con ganas de explotar el terror sobrenatural. El joven Alex, un sacerdote de una congregación marginal de la Iglesia Católica, se enfrenta con un caso difícil: la aparición de un devorador de pecados, una persona que puede ofrecer la salvación del alma sin pasar por la Iglesia. El devorador de pecados asume la culpa de los otros y lleva una vida errante, que lo asimila a un inmortal. El filme no consigue mantenerse con éxito en este guión e incurre en apostillas innecesarias (un par de demonios niños, por ejemplo), diálogos tontos (hay sin embargo algunos ricos) y actuaciones pobres. El papel del devorador de pecados es opacado por una interpretación irregular y finalmente por el "deber ser". Una pena, aunque el filme no es del todo desaconsejable.
F.T.
"Swat" ** Intérpretes: Samuel L. Jackson, Collin Farrell y Michelle Rodríguez. Dirección: Clark Johnson. Género: Trhiller. Duración: 117 minutos. Salas: Monumental y Village.
Las series televisivas policiales de los años 70 ofrecieron algunos atisbos novedosos como los que mostró la inglesa "Los profesionales" y la norteamericana "Starsky y Hutch", sin embargo se desbarrancaron con propuestas como "Swat", que exhibía la infalibilidad del cuerpo de elite de la policía de Los Angeles, en episodios absolutamente alejados de la realidad.
A más de 20 años de distancia, la versión en cine de la vieja serie debería haber cambiado mucho para resultar atractiva, sin embargo las únicas diferencias notables entre ambas versiones radican en el despliegue de armamentos altamente destructivos y una espectacularidad acorde con las exageraciones del mundo global.
La película es peor que la serie que le dio origen y su desarrollo se convierte en un compendio de lugares comunes, con un final absolutamente previsible. Si no fuera tan violenta, se podría decir que es una aventura para chicos poco exigentes.
M.M.
"American pie / La boda" ** Intérpretes: Jason Biggs, Alyson Hannigan y Seann William Scott. Dirección: Jesse Dylan. Género: comedia. Duración: 95 minutos. Salas: Siglo, Monumental, Village.
Nada más formal que un casamiento desarrollado en el marco de una familia clase media alta de la sociedad norteamericana. Pero todo se puede volver un incordio si Jim, Stifler y Finch son protagonistas de la ceremonia. En la tercera parte, y aparentemente la última, de la saga "American Pie" todo cierra como tiene que cerrar. Alguna dosis de humor, entre sexy y escatológico, enredos previsibles y muy poco más. Todo gira en torno al casamiento de Jim y Michelle, que deberán soportar las andanzas del chico malo Stifler. La película apunta a dejar moralejas y no escapa a los típicos filmes del género que, con muy pocas ideas, consiguen el éxito de taquilla enfocando al público adolescente. El que esperaba que la fiesta de casamiento sea un caos absoluto y desopilante se sentirá defraudado. El filme de Jesse Dylan nunca sorprende, arranca pocas carcajadas y por momentos aburre.
P.S.
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