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 domingo, 07 de diciembre de 2003

[Reportaje] Antonio Skármeta
La victoria de los antihéroes
El escritor chileno ganó el premio Planeta con una novela sobre los efectos de la dictadura de Augusto Pinochet

Julieta Groso

Después el hito que significó la adaptación al cine de su novela "Ardiente paciencia" -rebautizada luego como "El cartero de Neruda"-, el escritor chileno Antonio Skármeta asestó el segundo golpe maestro a su carrera literaria con la obtención del Premio Planeta por su obra "El baile de la victoria", cuya presentación lo trae de visita a Buenos Aires en estos días.

Hombre de sonrisa imperturbable, Skármeta no es una figura desconocida para quienes no frecuentan las librerías: su participación en sucesivos ciclos televisivos -el más conocido de los cuales es "El show de los libros", que en la Argentina emitió Canal á- le otorgó cierta popularidad a la vez que agitó algunos recelos entre los críticos literarios respecto a la impronta "mediática" de su narrativa.

De hecho, el autor chileno se dio a conocer a través de títulos como "Soñé que la nieve ardía", "No pasó nada", "La insurrección", "El entusiasmo" y "Tiro libre", pero su fama a nivel internacional la debe, sin dudas, a su novela "Ardiente paciencia", hoy traducida a 22 idiomas luego de la exitosa versión cinematográfica conocida como "El cartero".

"El baile de la victoria", su más reciente trabajo, promete avanzar en ese sesgo popular y acercarlo quizá un poco al reconocimiento literario: la obtención del Premio Planeta lo encamina en este objetivo, tanto como deben haber contribuido a su patrimonio los 601.000 euros que recibió junto con la distinción.

"La novela está plenamente insertada en mi mundo narrativo, desde el primer cuento que escribí. Desde entonces navego con un grupo considerable de personajes que conozco bien y donde voy dejando mis emociones, mis afectos, mis ideas", aseguró Skármeta.

"En general, intento que mis personajes tengan la mayor independencia posible, pero no puedo negar que están afectivamente ligados a mí. De hecho, algunas experiencias muy concretas de mi vida están volcados en algunos de ellos", indicó.

Los protagonistas de la novela, lanzada por Planeta, son Angel Santiago y Nicolás Vergara Grey, dos delincuentes amnistiados por el gobierno chileno que abandonan la prisión con proyectos bien distintos: el primero es un joven que ha cumplido una condena desproporcionada y que planea concretar el robo perfecto, en tanto que Nicolás, por su parte, es uno de los ladrones más famosos de Chile y su único sueño es reconquistar el amor de su esposa.

A la salida de la cárcel, ambos conocen a Victoria, una adolescente cuyo padre fue asesinado por el otrora dictador, general Augusto Pinochet, y cuya única pasión en la vida es el baile.

"Chile sufrió una dictadura muy brutal y aniquiló familias enteras. Los sobrevivientes, los herederos de esa aniquilación, son personas que viven en una cierta desolación: Victoria, por ejemplo, busca huir a través del arte pero no le es fácil en un país arisco, más preocupado del éxito individual que por atender las necesidades afectivas de las personas", precisó el escritor.

Skármeta sitúa a los personajes en la ciudad de Santiago, en el Chile contemporáneo, "un país moderno que cuenta hoy con una economía estable pero que aún no tiene cerradas las heridas que causó la dictadura".

"Paradójicamente, quise contar una novela de amor, amistad y humor con personas que no son las que se mueven en el Chile moderno y triunfal sino en el Chile que yo amo, de la gente que soñó, ingenua, que había un mundo mejor, gente que canta canciones de Víctor Jara o de Violeta Parra y que se sabe de memoria los poemas de Pablo Neruda", destacó.

"En un país en que oficialmente se tiende a buscar medidas pragmáticas de reparación, falta una gran cantidad de amor, de compasión, de afecto que sane el alma de estas personas. Y no son una o dos, son legiones de familias que fueron destruidas por la dictadura innecesariamente", analizó Skármeta.

"A pesar de que ha habido algunos gestos a favor de la reconciliación, el país debe avanzar hacia el futuro sin olvidar este pasado, porque el país está herido, y la distancia infinita que hay entre la gente pobre y la gente riquísima, entre los que exportan mercaderías y los que internalizan eternamente dolores, es muy grande. Ruego que mi país tenga sensibilidad y que, por ningún motivo, practique la arrogancia", explicó.

El nuevo libro de Skármeta tiene en común con su antecesores la construcción de una épica donde prevalecen los antihéroes antes que los héroes.

"Los personajes con los que yo he trabajado a lo largo de toda mi vida se convocan aquí como personajes literarios, y como personajes literarios que son, en parte ficción y en parte realidad, tienen este carácter anfibio -aseguró-. Toda la literatura tiene un toque de irrealidad que yo compagino en mi estilo y que consiste en ver a los personajes no solamente en lo que son, sino verlos en tensión hacia lo que aspiran a ser".

"Muchas veces no consiguen llegar a ser lo que quieren, otras veces lo consiguen y se convierten en héroes. La gran mayoría emprenden el camino y desfallecen, pero el hecho de comenzar el camino les ha abierto canales, y esos canales amplían su percepción, su imaginación... en ese punto me gusta situarme con mis héroes", señaló.



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