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 sábado, 06 de diciembre de 2003

Condenaron a acusados por llevar una carga de marihuana
Son tres hombres y dos mujeres detenidos en Funes con 417 kilos de droga

Un grupo de personas acusadas de transportar 417 kilos de marihuana desde Misiones con destino a Rosario fueron condenadas ayer a la tarde en los Tribunales Federales. Las personas imputadas son tres hombres y dos mujeres que fueron detenidos el 4 de agosto del 2002 en un camino rural de Funes, cercano a un country privado.

En un fallo conocido cerca de las 19, el tribunal dio a conocer las sentencias. Ramón Miqueo recibió 9 años de prisión. Su pareja, María Rosa Piñero, fue sentenciada a tres años de prisión en suspenso. La misma sanción recibió la otra mujer implicada, Nora Duarte.

Por su parte, Ariel Bessone fue condenado a 6 años y seis meses, y Darío Grossi deberá pasar entre rejas 6 años y seis meses.

"Asisto a una iglesia evangélica. Creo en la justicia del hombre y en la de Dios", dijo Duarte en su alegato final mirando a los ojos de los integrantes del tribunal oral federal.

Duarte fue detenida junto a su marido, Darío Grossi, cuando viajaba en un Alfa Romeo porque los pesquisas de Drogas Peligrosas de la Policía Federal establecieron que la pareja estaba vinculada con el camión que transportaba la droga. Ellos lo negaron, se declararon inocentes y aseguraron que no conocían a los otros imputados en la causa. "Estoy en desacuerdo con la acusación. Iba a mi casa que estaba construyendo en Funes. Los testigos así lo afirmaron", sostuvo con voz pausada Grossi.

Otro de los acusados es Ariel Bessone. Cuando fue apresado iba en el camión Scania junto al chofer, Ramón Miqueo, y la pareja del camionero, María Rosa Piñero. Tiene el mismo cargo que los demás acusados: coautor del delito de transporte de drogas. El abogado defensor, José Fulladoza, pidió la absolución para su cliente. Y para argumentar su posición sostuvo que Bessone "no conocía lo que transportaba" el Scania cuando subió al rodado en la estación de servicios YPF de San Lorenzo. Señaló que había sido contratado por Juan Carlos Arias para descargar "el choclo que llevaba el rodado guiado por Miqueo. "Este testimonio no fue contradicho por las pruebas. Mi cliente recibió 40 pesos por su trabajo, que lo gastó mientras estuvo detenido en Drogas Peligrosas de la Policía Federal", aseguró Fulladoza.

Y para avalar su posición, indicó que uno de los teléfonos que tenía agendados Bessone en un papel no correspondía a Miqueo sino a un "vendedor ambulante de flores de Avellaneda y Pellegrini".

En su alegato, recordó un fallo de la Sala IV de la Cámara de Casación Penal que sostuvo que "para se pueda adjudicar la figura penal de partícipe de un delito debe probarse la decisión y la realización en común" de los involucrados. En el caso de mi cliente no tuvo "intención ni voluntad para la comisión de un delito".

El descargo de Bessone fue escueto. Repitió que había sido contratado para descargar la mercadería que transportaba el camión y, casi al borde de las lágrimas, dijo que "perdí mi familia porque hace 16 meses que estoy detenido (en la cárcel) de Ezeiza". Y presumiendo que sería condenado pidió "misericordia y que le apliquen la pena más leve".

Ya para entonces, el defensor oficial Mario Belfer había formulado su descargo. El abogado, que ejerció la defensa de Grossi y Duarte, cuestionó el operativo policial que derivó en la detención de los imputados. "Me parece inverosímil que la policía haya encontrado en la casa de Bessone un papel con todos los teléfonos de los acusados". Y señaló que frente a la duda en un proceso judicial corresponde "la absolución" del acusado.

Duarte se sentó frente a los integrantes del tribunal y se presentó como "una personal trainner", campeona de fisicoculturismo" y "una excelente ama de casa y madre". Después explicó que cuando fue apresada junto a Grossi iba hacia su vivienda en construcción de Funes "buscando a su perro Dogo".

También dijo que el Alfa Romeo en el que viajaban era "modelo 93 y le había costado 6 mil pesos. "Queríamos venderlo (el auto) para terminar la casa", indicó.

Por su parte, Miqueo invitó a los camaristas a "reflexionar sobre mi caso". "Perdí un capital de trabajo que logré tenerlo después de muchos años de sacrificio". El camionero se refería al Scania que había comprado y con el que mantenía a su familia. "Tengan piedad porque estamos frente a una injusticia notable", exclamó.

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El tribunal que condenó a los imputados.

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