| sábado, 06 de diciembre de 2003 | Editorial La ciudad, reconocida Se sabe: los rosarinos suelen tener una visión demasiado crítica tanto de sí mismos como del paisaje que los rodea. Y así, resulta mucho más fácil escuchar de su boca rezongos que elogios destinados a la ciudad. Esa actitud dista de ayudarlos, por supuesto. Y por otra parte, se hinca en una subjetividad cuestionable porque no se compadece con los datos de la realidad. Como una prueba más de esto, y también de que en numerosas ocasiones la mirada de los de afuera suele ser mucho más benévola que la propia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) eligió a Rosario como "ciudad modelo" entre nada menos que doscientas cincuenta y siete aspirantes de toda América latina y el Caribe, por su "experiencia ejemplar de gobernabilidad democrática" y los planes sociales que se encuentran en marcha.
El Programa de Procreación Responsable, el Promusida, los centros Crecer, el Plan Estratégico, el Plan de Descentralización Municipal, el modelo de atención primaria de la salud, el Presupuesto Participativo, Rosario Hábitat y la Ciudad de los Niños, con su tríptico de Granja de la Infancia, Isla de los Inventos y Jardín de los Niños, fueron los proyectos que la ONU valoró como ejemplares. Y más allá del indudable reconocimiento que la distinción significa para la gestión del intendente Hermes Binner, corresponde en este caso diluir referencias personales, sectoriales o partidarias para que el logro sea visto como lo que en el fondo es: un hecho colectivo, protagonizado por una sociedad que privilegió aspectos vinculados con su armónico crecimiento por sobre otros que instaban a su disolución anárquica.
Y no es que la ciudad carezca de notorios defectos, relacionados inevitablemente con el individualismo a ultranza y la indiferencia hacia el prójimo, ambos ilustrables con el sencillo ejemplo de la suciedad que afea tantas calles. Es que también ha sido capaz de concebir y motorizar proyectos que la han modificado de manera tan profunda como positiva. La apertura hacia el río, con la serie de importantes obras que la caracterizan, refleja con fidelidad esta valiosa tendencia, que también se vislumbra en el puente a Victoria y se continuará en la remodelación de los accesos por Oroño y Pellegrini.
La distinción pone las cosas en su lugar: Rosario ha sido capaz de encontrar, recorrer y proyectar hacia el porvenir un camino propio. Ojalá que el premio obtenido ayude a sus habitantes a valorar en mayor y más justa medida el enorme potencial de la ciudad en la que viven. enviar nota por e-mail | | |