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 sábado, 06 de diciembre de 2003

Radiografía del cordón hortícola rosarino
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias analizó el fenómeno de concentración del sector y las estrategias de supervivencia

Patricia Martino / La Capital

El área hortícola que rodea a Rosario asiste a un importante proceso de concentración, acompañado de la desaparición en los últimos años de aproximadamente un 30% de las empresas. Este fenómeno de exclusión afecta principalmente a las pymes que trabajan entre 15 a 20 hectáreas, un segmento que hoy basa su estrategia de persistencia en una alta informalidad y producción de bajo costo y bajo rendimiento.

Así lo describe un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias, que se puso como objetivo diagnosticar el desempeño económico de las pymes hortícolas del área y analizar las posibilidades de su persistencia y crecimiento.

Si bien el trabajo parte del censo hortícola del año 2000/2001, los datos fueron actualizados a través de encuestas realizadas en los años 2002 y 2003, con un escenario económico distinto. El grupo que elaboró el diagnóstico está integrado por Susana Zuliani, Victorina Rivera Rúa, Alberto Trevizán, Roxana Albanesi, Ana Quagliani y Carina Mancini.

El censo registró la existencia de 195 unidades productivas en el cordón hortícola, identificadas como pymes en función de la categoría establecida por la Sepyme. Tan sólo el 2% (4 unidades) son medianas empresas. Del 98% restante, el 84% corresponden a la categoría de microempresas y el 16% a la de pequeñas. En general, los resultados económicos de las empresas relevadas son positivos en el 68% de los casos. Esto se debe a distintas estrategias implementadas, tales como:

* Realizar cultivos de elevado margen bruto, como por ejemplo apio, tomate, radicheta, pimiento.

* Comercializar un elevado porcentaje de lo sembrado. Cuando lo vendido representa el 50% de lo sembrado en muchos casos se obtienen márgenes negativos.

* No hacer ciertos cultivos como ajo porro, cebolla de verdeo, lechuga porteña y perejil, que dan margen negativo.

* Evitar cultivos con margen bruto, aunque no llegue a ser negativo.

El grupo de investigación arribó a la conclusión de que los mayores márgenes brutos en cultivos se alcanzan trabajando sin mediero y comercializando con un piso alquilado (MB promedio de todos los cultivos 6.904 $/ha), a continuación le siguen los cultivos en mediería entregados en consignación (MB promedio de todos los cultivos 4.910 $/ha), en tercer lugar están los cultivos sin mediero y comercialización en piso alquilado (MB promedio 4.717 $/ha) y el menor MB es el que se logra produciendo con mediero y entregando la mercadería en consignación (MB promedio 3.039 $/ha).

El ingreso neto por hectárea promedio de las microempresas resulta positivo. No obstante, existen 12 unidades, que representan el 32% del total de empresas encuestadas, con ingreso neto negativo. Tales resultados se pueden explicar porque en la campaña 2000/01 el 82% de las microempresas con ingresos negativos realizaban exclusivamente horticultura. Además, en la combinación de cultivos hortícolas predominan los de márgenes brutos por hectárea más bajos y hasta negativos.

Las microempresas realizan principalmente cultivos de hoja con bajos requerimientos de capital a la hora de ser implantados y con posibilidad de realizar un manejo con menor aporte de horas de trabajo que otros cultivos más intensivos. A la vez, los cultivos de hoja son los de menores precios en el mercado y de alta perecebilidad, con muy altos porcentajes de pérdidas.

Los cultivos de mayores márgenes brutos como pimiento, ají, tomate (a campo o invernáculo) y radicheta están ausentes en estas explotaciones o escasamente cultivados. En cambio, la combinación de cultivos elegida implica la obtención de ingresos bajos en estas explotaciones, siendo escaso o nulo la disponibilidad de efectivo para afrontar los costos de semillas y agroquímicos necesarios para realizar cultivos de más alto margen, con lo que se retroalimenta la situación.


La informalidad como subsistencia
La información obtenida a través de informantes calificados permite inferir cómo logran persistir las microempresas con ingresos netos negativos: la evasión impositiva, la subfacturación y el no pago de seguros y patentes podrían ser explicaciones válidas en estos casos.

"Puede inferirse entonces que dichas empresas logran subsistir en el presente pero generando situaciones de endeudamiento y vulnerabilidad que comprometen seriamente su persistencia futura", señala el estudio y agrega que "aquellos productores que realizan cultivos de margen bruto negativo, lo hacen con desconocimiento de estos márgenes ya que no poseen registraciones ni llevan informes de gestión".

En algunos casos, la combinación de ingresos prediales con extrapedriales explicaría la persistencia. En efecto, en el 54% de los casos existen otros ingresos derivados de jubilaciones o salarios de algún miembro del grupo familiar y/o de la co-existencia de otra microempresa (por ej. taller mecánico) o de la percepción de renta por la cesión de tierras.

También se verifica la combinación con otros roles comerciales dentro de la horticultura, como el caso en que además de productor es consignatario de terceros en el mercado de frutas y hortalizas.

Los investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias consideran que las medianas empresas presentan los mayores valores de ingreso neto por hectárea y que estas explotaciones presentan características diferentes del resto de las unidades productivas. La superficie operada supera a las 100 hectáreas, siendo la forma de tenencia en propiedad y en arrendamiento en dos de ellas. La otra trabaja únicamente en propiedad. Esta mayor dimensión de los establecimientos permite diluir los costos fijos, especialmente los referidos a personal permanente y a las amortizaciones de mejoras y maquinarias, aseguran.

Aproximadamente el 50% de las microempresas nunca controla el rendimiento obtenido. Tampoco poseen datos escritos de precios por productos ni de gastos e insumos consumidos. Esto no les permite tener un panorama de la evolución de su situación financiera.

En las pequeñas empresas, más de la mitad de ellas siempre realizan registraciones de precios, gastos e insumos, lo cual permite realizar controles de rendimientos además de comparar con rendimientos previos.

En cambio, las empresas medianas, al contar con mayor disponibilidades debido a mayores ingresos, siempre controlan sus rendimientos y precios y en más de un 65% llevan registraciones, permitiendo realizar mejores análisis de gestión y obteniendo mejor información útil para la toma de decisiones de la próxima campaña. El MB por hectárea operada explica en un 89% al ingreso neto por hectárea operada.

Las medianas empresas tienen un manejo del establecimiento de tipo empresarial, donde el control de rendimientos, precios y la comparación con resultados de campañas anteriores, así como el registro de los gastos deriva en ingresos netos positivos para las mismas.

Por otra parte, si se analiza el uso del suelo en los tres tipos de empresas, es de hacer notar que en las medianas se comercializa el total de la superficie sembrada. En cambio, en las empresas pequeñas se comercializa alrededor del 67% de lo cultivado y en las micro el 72%. Como el margen bruto por hectárea operada explica el ingreso neto por hectárea operada, a mayor ingreso bruto, mayor margen bruto y, en consecuencia, mayor ingreso neto.

En el caso de las empresas medianas, ese mayor control de gestión hace que se venda todo lo sembrado.

En el caso de las micro, al no comercializarse la totalidad del cultivo, los costos inciden negativamente en los márgenes de la empresa.

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Bajo costo y rendimiento perfilan al sector.

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