Mercados: La intervención sostiene la plaza

Salvador Di Stéfano

El plan económico comienza a ser delineado por muchas personas. El presidente desea que el tipo de cambio nominal esté a tres pesos, el ministro de Planificación Julio De Vido desea que el tipo de cambio real (que es el tipo de cambio nominal sobre la inflación) este más alto. Para esto es necesario que aumente el tipo de cambio nominal pero no la inflación y para que eso ocurra decide no aumentar las tarifas.

Por otro lado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, trabaja en tres frentes: mayor presión tributaria aumentando alícuotas del impuesto a los cigarrillos para eliminar a partir de junio de 2004 la mitad de la alícuota del impuesto al cheque, además busca un sistema de información coercitivo que no permita aumentar los precios de los productos de la canasta básica y trata de alentar el consumo haciendo que el Banco Nación otorgue préstamos personales a tasas prácticamente subsidiadas.

Estamos frente a un plan económico en donde muchos opinan, desean imponer variables económicas y están convencidos que pueden determinar el rumbo del mercado. Esta claro que el gobierno quiere profundizar la intervención para conseguir sus logros económicos, sin saber que de antemano, como decía Sartre, "todos estamos condenados a la libertad". Por ende, más tarde o más temprano estas intervenciones lejos de favorecer la actividad económica, desalentarán inversiones y por lo tanto el crecimiento económico quedará a un costado.

En este marco, el final está claro. El tren K descarrilará porque la esencia del plan está equivocada. Esto ya se vivió en la década del 80 cuando el propio Roberto Lavagna participaba del equipo económico de Juan Vital Sourrouille, que planteó control de precios, emisión de letras por parte del Estado y no pago de la deuda.

Lo que también está claro es que el plan económico de Alfonsín en la década del 80, que se conoció como plan Austral, sentó las bases para la decadencia, que en la década del 90 se trató de revertir. Ahora también este plan económico puede tener mucho tiempo por delante y sentar las bases de la decadencia.

El tipo de cambio puede permanecer en torno de tres pesos ya que para ello el Central mantiene un estricto control de cambio y compra todos los dólares necesarios para mantenerlo en dicho valor, tomando dólares contra emisión monetaria. El problema es que en algún momento la demanda de pesos podría caer, y los pesos que hoy se aplican para producir podrían ir en busca de dólares o comenzarían a aumentar los precios.

En cambio en Brasil, a diferencia de nuestro país, el Banco Central sólo compra dólares cuando tiene un resultado fiscal positivo en el sector público y no emite pesos sin respaldo para adquirir divisas.

El problema a futuro es que Brasil podrá sostener su actual tipo de cambio sin problemas porque paga la deuda, recibe inversiones y aumenta reservas contra ahorro genuino. En cambio, a futuro nuestro peso se terminará devaluando porque no se paga la deuda. Es decir, no recibimos inversiones y aumentamos reservas contra papel pintado.

A corto plazo (decimos próximos 6 a 8 meses) el plan económico puede seguir mostrando resultados positivos porque las intervenciones al mercado y un contexto internacional favorable evitan que algo grave pueda llegar a ocurrir. En este escenario, la Bolsa seguirá a la suba en busca de su objetivo en la zona de 1.050/1.100 puntos para los primeros días de diciembre.

Conclusión: el Merval toca los 997 puntos, no está para comprar y sí para mirar atentamente el momento optimo para realizar una toma de ganancias y volver a ingresar. La Bolsa está llamada a realizar una suba más que interesante en el actual contexto. Sin alternativas de inversión a la vista la Bolsa puede seguir sobrevaluándose y hay que comprar papeles con mucha liquidez o muy sólidos. Para liquidez Acindar, Grupo Galicia y Telecom, por solidez el mejor de todos es Transportadora Gas del Sur. Hay que hacer apuestas con cuidado porque se está cerca de una toma de ganancias que no significa el final, sino un retroceder para ir más lejos.