La esposa de Bush, embajadora honoraria de la alfabetización

Un amplio grupo de educadores, académicos, investigadores, organizaciones sociales y líderes políticos de América latina y el Caribe ha emprendido una campaña latinoamericana y mundial de repudio a la designación, por parte del director general de la Unesco, Koichiro Maatsura, de la señora Laura Bush -actual primera dama de los Estados Unidos- como embajadora honoraria de la "Década de Naciones Unidas para la Alfabetización" (2003-2012), lanzada y coordinada por Unesco.

La campaña de rechazo se inició en el seno de Comunidad Educativa, la red electrónica de los firmantes del "Pronunciamiento latinoamericano por una educación para todos", una iniciativa del subcontinente surgida con ocasión del Foro Mundial de Educación (Dakar, abril 2000), que defiende el derecho a una educación y a un aprendizaje de calidad para todos: niños, jóvenes y adultos.

Esta red viene sosteniéndose y ampliándose en base al trabajo voluntario y solidario, sin ninguna clase de financiamiento, y cuenta a la fecha con más de 3.000 firmantes provenientes de todos los sectores (sociedad civil, Estado, agencias internacionales), no sólo de esta región sino de otras regiones del mundo.

Ana María Araujo Freire o Nita, viuda de Paulo Freire y miembro del Pronunciamiento Latinoamericano, ha dirigido una carta personal a Maatsura cuestionando la designación de la esposa del presidente estadounidense. Entre otras consideraciones sostiene que, si bien la señora de Bush merece respeto, no es la indicada para un cargo de alta significación política y pedagógica como el de embajadora honoraria de la Década de la Alfabetización.

"Sobre todo cuando está en juego -dijo Nita- la situación de millones de hombres, mujeres y niños del mundo", en especial del hemisferio sur "que sufre toda clase de miserias, ocasionadas por la opresión colonialista". Le propone a Maatsura revisar tal designación y buscar una persona de "ideología progresista, conocedora de los verdaderos problemas que generan los terribles índices de analfabetismo mundial".

En el marco de esta protesta, los firmantes del Pronunciamiento se encuentran abocados a la recolección de firmas para una carta colectiva que será enviada al director de la Unesco con copia a Laura Bush. En este sentido, las adhesiones a esta campaña (con nombre completo, institución u oficio, ciudad, país) se reciben en la casilla [email protected]


Más sobre el decenio
La Década de la Alfabetización fue lanzada a principios de este año por las Naciones Unidas y se propone hacer frente al analfabetismo mundial a través de distintas acciones que no se limitan a los valores esenciales de la lectura, escritura y matemática, sino de aquellas que se correspondan con un concepto amplio de alfabetización como elemento para el desarrollo de la persona, lo cual implica pensar en la erradicación de la pobreza y en la posibilidad de vivir en un mundo en paz.

Como se recordará, Estados Unidos se había retirado de la Unesco en 1984 manifestando su preocupación en torno a problemas de organización y también discrepancias ideológicas con los objetivos y métodos propuestos. Con motivo del retorno de este país a la Unesco, Laura Bush señaló en su exposición: "Izamos nuestra bandera para unirnos a las 189 banderas de Estados miembros de Unesco, en la búsqueda de lo mejor de nuestras esperanzas para la libertad, la dignidad y la paz".

A su vez, la primera dama del país que este año desató una guerra claramente ilegal e ilegítima, basada en información de inteligencia manifiestamente tramposa para burla de la comunidad internacional, dijo ante los asistentes a la 32º Conferencia General de la Unesco: "Hemos aprendido que ninguna nación es inmune" al terrorismo, y recordó la tragedia del 11 de septiembre. "Como ex maestra y bibliotecaria -señaló Laura Bush en otro tramo de su discurso- creo que la educación es nuestra más urgente prioridad, y debería ser la primera prioridad en nuestro tiempo y recursos". "La educación -agregó- es un derecho con el que nace todo ser humano, todos los hijos e hijas del mundo".

Más allá de estas palabras, protocolares y de circunstancia, quienes diariamente trabajan para la educación consideran que no es conveniente ni apropiado que ostente el rango de embajadora de la Unesco una representante de la Nación que dirige los destinos del planeta sin más objetivos que los negocios de su país y de un sector de empresarios que rodean y se benefician descaradamente del gobierno de George Bush.

Sería una cruel paradoja, una triste ironía, que la Unesco "distinga" a la señora Bush en los mismos momentos en que el gobierno que ella integra promulga el gasto militar más elevado de la historia de la humanidad -401.000 millones de dólares- y cuando otra institución de la ONU, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), advierte que el problema del hambre se agrava día a día, afectando ya a 842 millones de personas en el mundo. El nombramiento de Laura Bush es una mancha en la historia de la Unesco, cuyos principios rectores siempre han identificado a la guerra y a la carrera armamentista como enemigos número uno de la humanidad en general y de la educación en particular.