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 domingo, 23 de noviembre de 2003

Apertura 2003
Racing-Independiente, un clásico decepcionante

El clásico de Avellaneda fue decepcionante. Racing e Independiente concretaron un partido de bajo nivel acorde a sus campañas en el Apertura. Hicieron un 1 a 1 fácilmente olvidable para los más de 30.000 espectadores que nunca dejaron de alentar a sus equipos.

Los goles se dieron en la primera mitad. A los 32' Damián Manso capitalizó un rebote y seis minutos después Lucas Rimoldi metió un derechazo contra el palo derecho del correcto Lucas Molina.

Independiente estuvo cerca de romper su récord sin goles, es más, estuvo a sólo 42 minutos de la triste marca, más allá de eso, el Rojo lleva ocho encuentros sin sumar de a tres.

En el primer tiempo por momentos, el partido fue ordinario, plagado de imprecisiones. Lo más criticable en ambos equipos fue el planteo. No hubo audacia en ninguno de los dos. Ninguno se jugó a fondo.

Racing tuvo un poco más la pelota, es cierto, pero fue muy confuso y abusó del pelotazo. A los 22', recién, tuvo su primera chance. Centro de López desde la derecha, cabezazo de Chirola Romero, libre de marcas y desde la puerta del área chica, apenas por arriba del travesaño.

Independiente respondió seis minutos más tarde cuando Manso se encontró con una pelota llovida desde la salida larga de Molina. Corrió 20 metros con la pelota y, ante el achique desesperado de Cuenca, la tiró afuera de manera insólita.

El clásico ganó en emoción al final de la etapa con los goles. A los 32', Zurita manejó de manera perfecta una contra, Manso hizo un par de meneítos y la tocó atrás para Quinteros que metió un derechazo que explotó en el palo, y el rebote, con un Cuenca desparramado, le quedó al Piojo que la colocó al fondo del arco.

Racing igualó a los 38'. Jugada que se armó por la izquierda de Orozco, quien cedió al medio para Milito, que con un toque rápido hacia atrás lo dejó a Rimoldi de frente a la redonda para ponerla al lado del poste derecho de Molina y así concretar el empate.

El complemento fue más chato que el primero todavía. Independiente se dio cuenta que había respetado mucho a Racing y cuando se adelantó unos metros en la cancha desnudó sus carencias ofensivas. Y Racing fue muy impreciso cuando jugó en la cancha de su rival.

La segunda mitad dejó, apenas, dos situaciones de riesgo. A los 4', para la visita, un mano a mano que desperdició Giménez ante Cuenca; y a los 22', González, sin marcas, tiró cruzado y desviado.

Sólo se salvaron de la crítica el andar de Lisandro López, los chispazos de González, la voluntad de Romero, los cruces de Franco y algunos destellos de Manso en el primer tiempo. Nada más.

Y el empate en el clásico terminó siendo justo, pero porque ninguno de los dos mereció ganar... (DyN)

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Mariano González intenta escaparse de Salina.

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