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 sábado, 22 de noviembre de 2003

Editorial
Enfermedad que avanza

El Congreso Argentino de Medicina Respiratoria que recientemente finalizó en la ciudad de Córdoba fue el escenario donde una revelación preocupante adquirió inesperada resonancia: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) ha avanzado de manera alarmante y se ha convertido en la cuarta causa mundial de muerte, ubicada sólo detrás de las cardiopatías, las enfermedades cerebrovasculares y el cáncer. Además, el auge que ha adquirido el hábito de fumar en el pauperizado Tercer Mundo -que por cierto incluye a la Argentina- permite pronosticar que no transcurrirá mucho tiempo antes de que se convierta en la tercera.

Se trata de un mal acerca del cual insólitamente todavía se habla poco y cuyos síntomas tienden a ser confundidos con otras patologías, como el asma bronquial. Tos y expectoración suelen ser las primeras señales de riesgo, que vienen acompañadas de sibilancia pulmonar y cansancio al realizar esfuerzos. Luego, en etapas más avanzadas del padecimiento, se sumarán bronquitis crónica, enfisema, adelgazamiento, depresión y disminución de la masa muscular.

El nueve por ciento de los argentinos mayores de cuarenta años ya sufre del mal, cuya incidencia crece entre mujeres y jóvenes.

Y no existe casualidad en esto, si se recuerda la creciente y nefasta incidencia que el cigarrillo tiene sobre ambos grupos, estimulado por estrategias publicitarias direccionadas directamente hacia ellos.

Por esa razón es que se torna crucial la implementación de drásticas políticas de Estado destinadas a combatir el vicio fatal, que incluyan como primera medida el aumento del precio del atado de cigarrillos. Días atrás, y como para reforzar aún más los argumentos para enfrentar la epidemia causada por el consumo de tabaco, la Organización Panamericana de la Salud difundió un dato estremecedor: el treinta por ciento de los chicos argentinos de entre nueve y diez años tiene niveles de tabaco en la sangre similar al de los fumadores activos.

La amenaza es demasiado poderosa como para enfrentarla con la indiferencia.

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