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 domingo, 09 de noviembre de 2003

Primera C
Proeza salaíta en La Matanza
Argentino ganó con 9 y pese a la sanción de un inexistente penal en contra

Rodolfo Montes / La Capital

Con el inigualable placer de la proeza cumplida floreciendo en sus rostros, los jugadores de Argentino se retiran en fila india del campo de batalla. Atraviesan la clásica puertita de alambre tejido que conduce a los precarios vestuarios visitantes de Liners, en La Matanza, exhibiendo las marcas en el cuerpo de una pelea desigual. Acaban de lograr un triunfo épico, en una cancha lejana y barrosa, con 9 jugadores y un penal en contra. Argentino puso en la cancha un equipo. Tuvo una idea de juego, mostró orden táctico, se entregó hasta en el último suspiro, y además confirmó el gran nivel de tres de sus figuras: Andrada, Sciretta y Vázquez.

A seis minutos final Argentino jugaba y ganaba con 10 hombres. Liniers tiraba centros tratando de provocar con algún robote o jugada confusa, lo que no podía obtener por su propio fútbol. Casais habilitó a Negretti dentro del área, Andrada salió desesperado y el barro le impidió pararse a tiempo para no voltear al delantero, después de que Negretti tocara el balón para Capurro, que entraba para empujar al gol en evidente offside. El juez de línea levantó la bandera. ¿Qué cobró el árbitro?... Penal. Craso error. ¿Por qué?, si bien hubo falta, también existió el offside, y esta jugada, la del pase gol, ocurrió justo en el instante anterior al que el arquero se llevara por delante a Negretti.

La convicción de triunfo salaíta fue fuerte en ese momento crucial. Y entonces se hizo justicia. Andrada se agigantó en el arco y le detuvo el tiro al mismo Negretti.

Y se jugaron 7 minutos más para el infarto, con 9 jugadores de un lado convencidos del triunfo, ganando emocionalmente la batalla y 11 del otro, desconcertados, sin encontrar el modo de plasmar en la red la superioridad numérica.

Argentino había llegado al gol en una clásica jugada de un 9 tipo tanque. Vázquez recibió de espaldas al arco, defendió la pelota, se dio vuelta, se acomodó y pateó. El arquero dio rebote y Gauna no perdonó. Más tarde llegaría la apresurada expulsión de Raschetti, la de Marini minutos antes del penal, la sanción del mismo, la roja a Sciretta por protestar y a los demás integrantes del cuerpo técnico por parte de un un juez que inclinó todo lo que pudo la balanza para el lado local. Pero a Liniers, así y todo, no le alcanzó para quitarle la victoria a Argentino.

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Guillermo Faría se movió bien en el mediocampo.

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