| domingo, 09 de noviembre de 2003 | El semillero de Obeid Mauricio Maronna / La Capital Jorge Obeid nombraba uno a uno a sus futuros ministros, se deshacía en elogios y exhumaba el viejo apotegma del "trasvasamiento generacional". Hasta que, oportunamente, un periodista le sugirió: "Todo muy lindo, ingeniero, pero además de los nombres y los antecedentes de sus funcionarios ¿podría mostrarnos quién es quién?".
El episodio del viernes, a las 12.45, en un hotel rosarino, no solamente graficó a la perfección el desconocimiento de los santafesinos no politizados sobre la mayoría de los integrantes del próximo gabinete, sino que maximizó el desconcierto que ganó a buena parte del justicialismo provincial frente a los jóvenes O que el futuro jefe de la Casa Gris puso sobre la nueva mesa del poder.
Los nombres de la escudería Obeid gobernador sirvieron también para desmentir a quienes batieron el parche durante larguísimas semanas preanunciando que Carlos Reutemann haría una especie de operativo cerrojo, presionaría a su sucesor hasta desalojar de su yugular cualquier vestigio de sangre y le arrebataría como un cowboy de las películas del Far West todas las cajas recaudadoras del Estado.
"Esto demuestra que algunos operadores políticos travestidos en analistas pierden mucho menos tiempo en chequear fuentes que en hablarle a su propio espejo y hacer lobby para acomodarse a los nuevos vientos", repiquetean cerca de Reutemann.
Mientras toda la expectativa estaba centrada en los anuncios que Obeid haría el viernes en la capital de la provincia, el Lole aducía, 24 horas antes, no tener casi ninguna información confirmada sobre los nombres del equipo ministerial. Salvo el de Alberto Hammerly como titular de la cartera de Obras Públicas, una designación que le deja más dudas que certezas y que asegura no haber propiciado: "Yo no pedí nada, solamente dije que mi sucesor tenía que leer con detenimiento qué fue lo que pasó en las elecciones".
"Espero que Obeid pase mañana (viernes) por la Gobernación para decirme quiénes son sus ministros. Aunque tengo la intuición de que me voy a enterar por los diarios", presumía frente a una ensaladera colmada de zanahorias ralladas, poco antes de poner quinta hacia Buenos Aires para actualizar su pasaporte ante un inminente viaje al exterior.
En plena autopista, vía celular, alguien lo puso al tanto de las novedades: Obeid, sorpresivamente, había decidido adelantar el staff ministerial para ese mismo jueves.
Más allá del casillero para Hammerly, el gobernador electo cubrió su gabinete con parte de su tropa y le abrió un espacio a Héctor Cavallero en la Casa de Santa Fe en Buenos Aires. La ausencia casi absoluta de la dirigencia del PJ provincial (a excepción de Julio Gutiérrez) y del reutemismo en todas sus variantes durante el capítulo rosarino de los anuncios es el dato que ilustra cómo cayó la jugada de Obeid en el oficialismo.
Los teléfonos de las redacciones de los diarios ardieron durante horas, pero esta vez eran dirigentes peronistas de peso quienes hacían de periodistas y preguntaban: "¿Cómo es esto, pueden explicarlo? ¿Quién es la ministra de Educación? ¿Y la de Salud? ¿Es verdad que la Lotería queda en manos del ex intendente de Puerto General San Martín?". Por el tenor de las exclamaciones y las reacciones en cadena, los heridos deberían ser auxiliados por más de diez ambulancias. Pero no deben desesperar: cuando Obeid regrese de España se conocerán los nombres de las reparticiones que hoy se encuentran vacantes.
El sucesor de Reutemann quiso marcar la cancha antes de que empiece el partido y pareció mandar un mensaje rescatado de una letra de Los Redonditos de Ricota: "Ahora vengo yo porque me toca".
Una ley no escrita de la realpolitik deja en claro (con acierto) que un nuevo gobernante debe cumplir su período de adaptación sin recibir impugnaciones tajantes, a menos que cometa tropelías que ameriten un llamado de atención. Obeid no debería ser la excepción.
Desde esta columna se insistió en la necesidad imperiosa de renovación de caras, cuadros dirigenciales y metodologías para reconciliar a la sociedad con la política. Pero los "nuevos", los "jóvenes", el "trasvasamiento generacional" pueden ser cáscaras vacías si no se muestra en los hechos lo que se promociona con toda la pompa en las palabras: que lo que vendrá es mejor a lo ya conocido. Hacer política tampoco es tirar "todos los días un viejo por la ventana". Para Obeid, el movimiento se demostrará andando.
Tendrá un bonus track nada desdeñable: Reutemann le dejará una provincia ordenada en lo económico, con más de 400 millones de pesos de caja, algo inédito desde 1983.
Antes de irse, el gobernador sorprenderá con un par de medidas destinadas a los sectores castigados por las inundaciones y a quienes les toca sobrellevar con mayor rigor las penurias de la época. Después, irá al Senado de la Nación (un ámbito que no le resulta demasiado contenedor), preparado para que la ola mediática porteña lo ubique como el potencial líder de una vertiente de centroderecha peronista dispuesta a mostrarle los dientes al presidente Néstor Kirchner.
"Los que dicen eso no entienden nada. Kirchner tiene dos años de bonanza que, si los sabe aprovechar, le darán el envión necesario para ser reelecto en el 2007", dijo Lole a La Capital.
Reutemann habló durante los últimos días en más de dos oportunidades con Eduardo Duhalde, quien reafirmó su apoyo "sin fisuras" al gobierno del santacruceño. "Los muchachos (por la mayoría de los intendentes del conurbano) están cabreros con el Lupín porque no los recibe, pero esto es como el ajedrez. Si nos apresuramos en salir a enfrentar a Kirchner corremos el riesgo de convertirnos en un símil del radicalismo: voló (Fernando) de la Rúa pero la UCR también desapareció del mapa. Hay que pensar mucho antes de mover una pieza", diagnosticó el ex presidente de la Nación ante su interlocutor.
El Lole comparte la idea, admite en la intimidad que la relación con la Nación "no es ni fu ni fa" y hace una mueca extraña cuando se lo consulta sobre si en el 2007 volverá a ser candidato a gobernador. Cree que la Casa Rosada no desestima la idea de tener a Hermes Binner como postulante en las legislativas del 2005 y está al tanto del rumor que indica que el canciller Rafael Bielsa está tanteando una futura postulación a la Casa Gris.
Admite que estos cuatro años al frente del poder provincial le dejaron "secuelas", fundamentalmente los trágicos episodios de diciembre del 2001 y las inundaciones en la capital provincial.
"Yo dejé la vida por el justicialismo y tengo la tranquilidad de entregarle el gobierno a otro peronista. Pregúntenle a Obeid qué le dije cuando asumí en el 99. Creo que cumplí, ¿no?", concluye, mientras el sol del mediodía se filtra por los ventanales de un edificio de la avenida Belgrano. "En el 2003 te devuelvo la banda", habían sido sus palabras de entonces.
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