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 domingo, 26 de octubre de 2003

Sabores del Mundo
Vino endulzado con miel en Atenas

Enrique Andreini / La Capital

Atenas, cuna de la belleza clásica, está situada al sureste de Grecia y rodeada de montañas en tres direcciones: el monte Parnaso, el Pentélico y el Himeto. La ciudad europea es cruzada por el río Cefiso, al oeste, y el río Iliso, al este. Hoy las sombras de los dioses la recorren sin percibir la intensa contaminación ambiental y sonora que la amenazan.

Indiferentes, estos seres supremos contemplan a los miles de turistas que transitan por lo que antes eran sus templos y monumentos. Inclusive supieron perdonar al soberbio Lord Byron, cuando escribió su nombre en una de las columnas dedicadas a Poseidón, en el templo de Sunion.


El gran Pericles
Al gran Pericles se le debe la construcción del Partenon, obra cumbre de la arquitectura griega, realizado en honor de la diosa Atenea Parthenos, protectora de la ciudad, y quien no pudo defenderlo de los cañones venecianos que en 1687 volaron los techos y otros sectores del mismo.

Como si nada hubiera pasado durante estos siglos, apacibles rincones se suelen encontrar en algunos sectores de la ciudad.

Tal el caso de las deliciosas callecitas del viejo y coqueto barrio de Plaka, hoy abarrotadas de pequeñas tabernas con sus mesas sobre la calle y vociferantes mercaderes.


Acrópolis iluminada
La noche no logra apagar los albores de la Acrópolis, iluminada casi como en una escenografía mágica, con luces que la envuelven cálidamente para beneplácito de los miles de turistas que la contemplan.

Hoy, humeantes fábricas, modernos chalets sobre la falda de los montes, el elegante barrio de Kolonaki y simpáticos restaurantes forman la otra cara de Atenas, diferente a la que supo resistir la ocupación romana en el 146 a.C. Y fue un adinerado administrador romano, quien a finales del siglo II construyó el teatro de Herodes Atticus, sede oficial del Festival de Atenas por su insuperable acústica.

También, en el arte de cocinar Grecia fue la escuela del mundo, a pesar de Platón, quien quería que en su república ideal, estuvieran proscriptos los cocineros y los poetas.

Fueron pioneros en ingredientes y fórmulas básicas como la fabricación del pan y de los vinos, del que se sabe era fabricado con el agregado de miel, tomillo, mirra y otras hierbas aromáticas. También a ellos debemos la incorporación del cerdo como alimento, la elaboración de los embutidos, los asados, los guisos y la variada cocina del pescado.

Mirar, aprender y emocionarse es la clave par conocer la ciudad de Atenas, a la que en otra oportunidad seguramente volveremos.

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