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 domingo, 26 de octubre de 2003

Estrategia para evitar las rejas

La treta de dar un nombre falso para evitar que se conozcan al instante los antecedentes penales está harto extendida y ha llevado a la Justicia a equívocos de película. El ardid busca confundir a la policía dando el nombre de un familiar o uno inventado. La policía examina el prontuario de esa persona y, al no hallar antecedentes, permite la excarcelación del sospechoso. El fraude es descubierto a la hora de chequear su impresión digital. Entonces se descubre que el nombre invocado no era tal.

Las huellas son revisadas en el Departamento de Dactiloscopia de la Unidad Regional II. Pero hay casos que no son descubiertos por inconvenientes burocráticos, la falta de un archivo nacional y la impresión defectuosa de las huellas.

Como ocurrió con Javier Hernández, un nicoleño que fue procesado y estuvo dos años preso bajo el nombre falso de Sergio Benedetti por un resonante robo bancario. El error salió a la luz al caer muerto bajo balas policiales tras el asalto al Banco Nación de Villa Ramallo.

Un año antes, Fernando Omar Corzo fue detenido y se presentó con el nombre de su hermano menor, de prontuario impecable. Cuando se advirtió el ardid ya era tarde. El mentiroso ya estaba en la calle.

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