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 domingo, 26 de octubre de 2003

Algas: Belleza marina sobre la piel

Los beneficios del agua de mar y sus productos derivados se ubican al tope de las preferencias para cuidar la piel de manera natural y sin ninguna contraindicación. Los baños de inmersión, las cremas, las lociones, los suplementos nutricionales y otros productos aprovechan al máximo las virtudes terapéuticas y revitalizantes del mar, brindan una nueva apariencia al cutis y hasta permiten terminar con los problemas más resistentes a los tratamientos convencionales.

Desde los orígenes de la humanidad se conocen sus virtudes. Las investigaciones sobre los antecedentes del hombre se remiten al mar. Las primeras formas de vida (vegetal y animal) emergieron hace millones de años de esta inmensa masa de agua salada. Sin embargo, la incorporación de productos marinos, algas y demás elementos acuáticos en los tratamientos estéticos y en la formulación de disímiles productos de belleza, constituyen una verdadera innovación.

Cuando uno se refiere al mar, no puede obviar la cantidad de ventajas que derivan de la rica composición del agua, abundante en sales y yodo. Tantas son sus virtudes que el sólo sumergirse en ella significa una práctica de curación para el organismo.

La corriente de medicina alternativa que aprovecha este cóctel saludable se denomina talasoterapia (thálasa: proviene del griego y significa mar). El alto contenido de yodo favorece al funcionamiento de las glándulas endocrinas. Esto resulta sumamente importante ya que estos beneficios normalizan otras funciones corporales. Entre otras, la presión sanguínea, la energía del corazón y el metabolismo de los azúcares. El tejido conjuntivo, al mismo tiempo, recibe un beneficioso empuje para darle mayor lozanía y brillo a la piel. Además, contribuye a fijar el calcio; es un potente cicatrizante, debido a la acción bactericida, antibiótica, tónica y de fortalecimiento de los tejidos.

Hace aproximadamente 3.000.000 de años, de la interacción entre un rayo solar, el agua y la materia (carbono, oxígeno, entre otros), nació el primer signo de vida bajo la forma de un alga unicelular.

La diversificación de las algas desde tiempos remotos permiten identificar alrededor de 2.500 especies diferentes, sin embargo, tienen una característica en común: carecen de raíces, ya que se encuentran apoyadas en un soporte y deben extraer su alimento del agua de mar que las rodea. Esta amplia diversidad muestra la capacidad de las algas de adaptarse y utilizar el entorno en el cual viven, revelando -mediante rigurosos análisis- una asombrosa similitud en su composición al plasma sanguíneo humano.

La composición de las algas denota la presencia de numerosas vitaminas, oligoelementos, sales minerales, proteínas, fibras y pigmentos. Los expertos en biología marina aseguran que son la base de cualquier cadena alimentaria y que aseguran la supervivencia del resto de los seres vivos acuáticos. Mediante el proceso de fotosíntesis transforman la luz solar y el dióxido de carbono en azúcares, grasas y proteínas útiles. Entre sus resistentes paredes celulares cuentan con una gran variedad de vitaminas y minerales, indispensables para la belleza y salud de la piel. No existe un único tipo de algas, la variedad es impresionante y abarcan todos los requerimientos de la piel.

Sin dudas, el hallazgo de la bioquímica cosmética son las algas microestrelladas.

Incorporadas a cremas, champúes, mascarillas y demás cosméticos permiten tratar una gran cantidad de problemas de la piel. Estos son algunos de sus múltiples efectos:

u Humectante e hidratante: las sustancias minerales de algunas algas permiten mantener la humedad y rehidratar los tejidos de las capas más profundas.

u Desintoxicante: las algas son reconocidas por sus propiedades purificantes y estimulantes del sistema inmunológico. El yodo natural acelera el metabolismo, favorece la reproducción celular y la pérdida de peso.

u Antiestrés: su alta cuota de magnesio y de mucopolisacáridos contrarrestan los efectos devastadores del agotamiento y del excesivo cansancio.

u Equilibrante: sus nutrientes permiten regular los desequilibrios hídricos, lo que repercute en la apariencia de la piel.

u Antiage: las enzimas extraídas de cierta variedad de algas ayudan a combatir la acción de los radicales libres responsables del envejecimiento. Actúan en los niveles más profundos de los tejidos cutáneos

Roxana Rodríguez

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