Cocina: ¿Cuántos vienen...?

Uno de los mayores problemas que se le presentan al ama de casa cuando invita muchas personas a comer es el tema de las cantidades. ¿Cuántos pollos, kilos de carne o de papas necesitaré para tanta gente?, se pregunta mientras busca en el fondo de su cartera el último ansiolítico que le queda. Realmente no me es posible darle una respuesta absoluta (diría yo, eludiendo elegantemente la respuesta; si algunos políticos pueden hacerlo, por qué yo no). En la respuesta influyen numerosos puntos a tener en cuenta: la edad, el sexo, el menú que se va a servir, la temperatura ambiente y cuánto cobró de sueldo ese mes.

Vamos por partes (supo decir alguna vez Jack, el destripador). Los niños comen mucho menos que un hombre adulto, sí ya sé, las mujeres también. Si hace mucho calor se consumirán muchas más bebidas que comida. En cuanto al menú, no es lo mismo servir unas papas fritas para acompañar un pollo, que unas papas como guarnición de un salmón a las hierbas.

Aproximadamente tiene que calcular como promedio para un menú de tres pasos, o sea entrada, plato principal y postre, unos 600/700 gramos de alimento por persona, repartidos de la siguiente manera:

* 180 gramos para el plato de entrada.

* 400 gramos para el plato principal, de los cuales 200 gramos corresponderán al ingrediente principal, por ejemplo, un trozo de carne, 50 gramos para la salsa y los 150 gramos restantes para guarnición.

* 120 gramos para el postre.

A continuación le detallo una lista básica de cantidades por persona.

* Fiambres varios (como plato de entrada) y ensalada: 180 gramos.

* Porción de arroz: 1/2 taza.

* Carne vacuna: 200 gramos.

* Pollo con hueso: 250 gramos.

* Pescado: 200 gramos.

* Champiñones (como guarnición): 50 gramos.

* Papas como guarnición: 100 gramos.

* Postre helado: 120 gramos.

Estas cantidades son promedio y contemplan la repetición de alguno de los comensales, los que indudablemente no pasarán a engrosar la lista de "gente como uno".

No vaya a ser que le suceda como a aquella dama de alta sociedad que se caracterizaba por dar numerosas fiestas, pero no era muy generosa con las porciones servidas. Cierta vez, siendo invitado un conocido caballero, luego de pasar penurias por lo poco servido y ante el comentario de la dueña de casa de lo bien que la había pasado con todos ellos, que merecería repetirse la invitación, el hombre hambriento le respondió: "Con mucho gusto, señora, ¿podría ser ahora?".