Egipto se prepara para el ayuno del Ramadán

Los musulmanes almacenan alimentos para un mes donde la abstinencia marca el paso de la sociedad

A poco de comenzar el mes de ayuno musulmám, el Ramadán, en el mayor supermercado de El Cairo reina tanta actividad que pareciera que está por comenzar una guerra o una gran hambruna. El piso está cubierto del azúcar que emana de los paquetes que se llevan las amas de casa egipcias para preparar los flanes y otros dulces que se acostumbra servir durante ese mes. Además, quienes pueden cargan kilos de pasas de uvas en su carros de compras. Y los que no, comparan precios o discuten acaloradamente con su pareja.

En realidad, el asalto a las tiendas de comestibles no es demasiado lógico, ya que los negocios no cierran sus puertas durante el Ramadán, que comienza hoy para mil millones de musulmanes en todo el mundo. Sin embargo, para muchos de ellos, que en los próximos treinta días respetarán el precepto islámico de no comer, fumar ni beber entre el amanecer y la puesta del sol, la opulenta cena de la noche es la recompensa por tanta abstención. Y el almacenamiento de alimentos aumenta aún más su anticipada alegría.

"Mi madre hace todo lo posible para que cada noche haya algo especial sobre la mesa", dijo Amr Hatem, de 26 años. Señala que después de comer suele ir a rezar a la mezquita o se encuentra con amigos a tomar el té en una de las carpas instaladas expresamente para esta ocasión y que hasta el amanecer ofrecen diversión y comida en esta metrópolis de 16 millones de habitantes.

"Hace algunos años que se ven más hombres y mujeres jóvenes en las mezquitas", observa.

A diferencia de Arabia Saudita, donde los no musulmanes deben salir del país si se los encuentra comiendo en su lugar de trabajo o en la calle durante el Ramadán, en Egipto no existe una obligación de ayuno. Sólo el expendio de alcohol está prohibido para los egipcios durante las horas de ayuno. Sin embargo, durante el día no se observa en El Cairo gente comiendo, bebiendo o fumando.

Sin embargo, la crisis económica afectará este año sobre todo a las familias más pobres. El aumento de los precios no les permitirá una gran variedad de comidas. "Ya no nos podemos dar el lujo de servir del arroz bueno", dice Umm Adel, madre de tres hijos. (DPA)