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 domingo, 26 de octubre de 2003

Finanzas. Pese a la gran liquidez los bancos son selectivos para ofrecer préstamos. Se orientan a pymes e individuos con líneas de corto plazo
El crédito se anima pero no prende
La demanda que puede tomarlos está cautelosa. Quien los necesita no logra calificar ante las exigencias que imponen las entidades

Sandra Cicaré / La Capital

Plazos cortos y montos más reducidos definen el perfil de la oferta crediticia que los bancos comenzaron a lanzar nuevamente al mercado, no sólo por decisión propia, sino en respuesta a una demanda que únicamente se muestra dispuesta a endeudarse bajo esa fórmula.

Con uno de los niveles de liquidez más altos, las entidades financieras comenzaron a armar un esquema para recortar sus pérdidas tras la crisis y salieron a ofrecer renovadas líneas de préstamos para poder colocar los fondos que captan.

Sin embargo no todo es tan auspicioso, ya que quienes pueden tomar créditos están muy cautos y los que quieren no califican para el sistema financiero. Por una simple y sencilla razón: la devaluación licuó los salarios y hoy se necesita mucho mayor nivel de ingresos para poder responder a las exigencias de las entidades. Por el lado de las empresas, la crisis dejó a muchas en situación de mora frente al sistema financiero y esa condición las estigmatiza frente a los bancos. Y las que están más sólidas aún dudan sobre decisiones de inversión.

Aún así, las entidades están urgidas por salir a colocar fondos, porque esa es la esencia de su negocio, más aún por los altos niveles de liquidez que tienen una vez pasado el chubasco de la apertura del corralón y tras la decisión del Banco Central (BCRA) de reducir los encajes, que liberó unos 400 millones de pesos más al sistema.

Hoy los niveles entre créditos y colocaciones están desfasados y el negocio de los bancos -que es prestar dinero y hacer diferencia con eso- está en jaque.

Por caso, entre diciembre del año pasado y julio de 2003 el stock de préstamos al sector privado cayó un 14%, mientras que los depósitos a la vista crecieron un 17,7% y los plazos fijos un 78,9% en el mismo lapso. Los datos, que fueron difundidos por el ex subgerente general del Banco Central, Alejandro Henke, durante un encuentro empresario la semana pasada, explican en parte la necesidad de los bancos de salir a buscar un destino para el rendimiento de sus activos. "Créditos pequeñitos, diversificados y de corto plazo es lo que viene", señaló Henke como fórmula para "capitalizar un sistema financiero quebrado desde un Estado en default".

Pero no se trata de una decisión unilateral. De hecho, aunque los indicadores están dando algunas señales de reactivación -inflación del 3%, crecimiento del 7%- la gente aún prefiere tener un horizonte más claro antes de endeudarse. "Los bancos están ajustando su oferta de acuerdo a la demanda del mercado", apuntó el presidente del Banco Municipal de Rosario, Daniel Pavicich.

Es por eso que en el último mes las entidades abandonaron el bajísimo perfil que adoptaron tras la crisis del corralito y salieron al mercado con una gama de ofertas con un perfil muy marcado: se orientan a las pymes y al segmento minorista.

Las herramientas para atender la demanda corporativa pasa por líneas de préstamos de corto plazo (no más de 36 meses) para la adquisición de bienes de capital y capital de trabajo y prefinanciación de exportaciones. También negociación de valores y descubiertos en cuenta corriente.

Algunas entidades ya comienzan a tener una fuerte demanda de créditos cortos por parte de empresas que comenzaron a extender sus plazos comerciales y necesitan financiamiento bancario para respaldarlos.

En la banca de individuos las opciones no son mucho más extensas. Prevalecen los créditos personales de 12 a 36 meses y la financiación a través de las tarjetas de crédito.

Muy lejos quedaron las opciones de largo plazo como los créditos hipotecarios y los prendarios, que tuvieron su mejor momento en los últimos años de la convertibilidad.


El cliente favorito
Como una fórmula para equilibrar sus cartera y asegurarse depósitos con escasa movilidad, los bancos privilegiaron la captación de clientes minoristas. "Nuestra política es trabajar -no exclusivamente pero sí preferentemente- con los depositantes tradicionales del sector privado y no los institucionales. Estas últimas colocaciones tienen menor tasa pero se caracterizan por ser depósitos golondrinas", explicó el subgerente general y comercial del Credicoop, Sergio Clur.

La fórmula para hacerlo pasa esencialmente por la tasa. Hoy en el mercado se pueden hacer diferencias de hasta tres puntos entre colocaciones minoristas y aquellas institucionales -que superan el millón de pesos- cuyos intereses no superan el 4% anual.

De hecho las entidades, ante el alto nivel de liquidez y la ausencia de una demanda de créditos salieron a bajar las tasas de las colocaciones mayoristas. Según precisó Henke, "los plazos fijos de más de un millón de pesos se están yendo y los de menos de un millón se están quedando".

De todos modos, la tasa fue el anzuelo de los bancos en plena crisis para captar depósitos. "Nadie se hubiera imaginado que existirían tasas pasivas que hoy tenemos en la Argentina", dijo Clur.

El nivel del interés que se paga por la captación de dinero es inversamente proporcional al grado de confianza. Cuanto ésta decae, las tasas suben y viceversa.

De esta situación dio cuenta Enrique Cristofani, el presidente del Banco Río, una de las primeras entidades que llegó a Rosario para presentar nuevas líneas de créditos a los sectores productivos de la región, en esta especie de relanzamiento que están haciendo las entidades ante la sociedad.

"Las tasas de interés por los depósitos el año pasado eran del 80%, a principio de año del 20 al 30% y hoy están entre un 3 y 4%", dijo el máximo directivo del banco que pertenece al grupo Santander Central Hispano.

Aún cuando los niveles de tasas pasivas comienzan a asemejarse a los que se pagaban en la convertibilidad, la salud del sistema financiero deja mucho que desear.

En este sentido, Henke apuntó que se perdieron en 2002 más de 18 mil millones de pesos y en el primer semestre de 2003 el rojo alcanzó los 3.300 millones de pesos.

Esta razón da cuenta de la ofensiva de las entidades. "Los bancos tienen necesidad de prestar porque hubo una cancelación significativa de stock de créditos y no se pueden sostener en la medida en que no presten", dijo Pavicich.

En rigor, desde los bancos insisten en que los niveles de tasas que hoy ofrece el sistema son similares a los que se pagaban en la convertibilidad, haciendo un cálculo que incluye la pesificación y la inflación. "Sucede que cuando hubo mucha demanda, vamos al caso concreto de los créditos para la vivienda, la tasa que había oscilaba entre el 9 al 11% en dólares. Y si hablamos de tasas en pesos, la línea que sacó en ese momento el propio Banco Hipotecario, estaba alrededor del 12. Hoy estamos hablando de tasas del 16% en una economía que tiene inflación, entonces es prácticamente el mismo nivel", explicó Clur.

El mismo planteo hizo Pavicich (Municipal de Rosario), aunque aclaró que "todavía no se puede decir que es una tendencia y que se va a mantener así en el tiempo". En realidad todo dependerá si se dan los niveles de inflación esperados. "Hoy un plazo fijo paga 6% porque no hay opciones de inversión y la inflación es del 3%, es un rendimiento pequeño pero positivo", dijo el directivo.

"Ahora, si es mayor, la inflación debería acompañar las tasas pasivas. No estamos igual que en la convertibilidad en cuanto a estabilidad, pero estamos mucho más estables que hace seis meses", agregó.


Ingresos más flacos
Pero la diferencia sustancial con la época del uno a uno está dada esencialmente por la composición de la demanda. De hecho, la pesificación licuó los ingresos de la gente. En 2002 la inflación fue del 40,7% mientras el coeficiente de variación salarial (CVS) fue del 7,5%.

"La gente perdió capacidad de ahorro ya que tras la devaluación se produjo una licuación salarial, ahora el valor de repago que tiene es mucho menor", dijo Pavicich.

Frente a ese escenario la actitud de endeudamiento también cambia. Después de haber liquidado el stock de sus créditos con el sistema financiero tras la crisis los tomadores son más cautos y se lanzan a pequeños préstamos. Como ejemplo, el presidente del Banco Municipal aclaró que los empleados que tienen ingresos de 800 pesos mensuales declarados toman préstamos del orden de los 1.500 pesos. Esta demanda de dinero surge para atender necesidades de consumo como compras de electrodomésticos.

La relación ingresos y tasas está desfasada y ahí reside uno de los límites que hoy enfrenta el sistema para poder seguir captando clientes. Para Clur (Credicoop) "las tasas van a bajar un poquito más", aunque no cree que lleguen a un dígito. En ese punto, el directivo consideró "importante" la decisión del gobierno de invertir en subsidiar tasas para el segmento de las pymes.

La oferta para este sector fue privativa en los últimos años. Según Miguel Arrigoni de Deloitte & Touche, "del 98 al 2001 la tasa real de financiamiento para la pyme estuvo por encima del 30% anual, por eso se dio la marginalidad financiera y el cierre de pequeñas empresas, que ocupan a más del 75% del empleo en la Argentina".

Tras la primera licitación que realizó el gobierno para atender al segmento de las pequeñas y medianas empresas los bancos que participaron de la misma salieron con una fuerte campaña publicitando sus productos para ese segmento. Así, desde el Banco Galicia, explicaron que la entidad dispuso de una línea de 25 millones de pesos con una tasa subsidiada del 9% nominal anual para empresas en el marco del Programa de Estímulo al Crecimiento de la Pyme.

Durante su presentación en Rosario, las autoridades del Río anunciaron créditos en pesos hacia el sector agropecuario para la siembra, con tasas por debajo del 10% anual y para la compra de maquinaria, al 16% anual.

Otra de las fórmulas que están utilizando los bancos para atender a este segmento es la prefinanciación de exportaciones, un instrumento que la mayoría de las entidades está ofreciendo a tasas con rangos muy dispares, que van desde el 5% al 12% en dólares. También se están desarrollando otras opciones como los fondos de garantías con líneas de crédito que van del 10 al 12%.

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El stock de préstamos a privados cayó un 14%.

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