| domingo, 26 de octubre de 2003 | Parece un chiste Nunca le tuvo miedo al agua. Ni de chico. Por el contrario, le gusta mucho bañarse en el mar, al que ahora concurre con unos amigos de miércoles, de día miércoles, y mientras descansa y juega al truco, seguramente Horacio Daniel Usandizaga, que de él estoy hablando, piensa en la gente. Y por fin parece que llegará al sitio que siempre quiso ocupar, para el que se capacitó: controlar el agua que utiliza la gente en nuestra provincia. Las noches que habrá pasado desvelado pensando en cómo hacer para ayudar a la gente. Tuvo que sortear dificultades duras, durísimas, pero nada ni nadie pudo con su deseo de llegar al lugar elegido y con trabajo, con estudio, con esfuerzo, se va acercando a la meta, que parecía lejana, pero ya está casi al alcance de la mano. ¿Por qué hace todo esto? Una sola es la respuesta: por la gente. Se sacrificó como concejal de 1963 a 1966. En 1983 tuvo que soportar haber sido nombrado intendente de Rosario, y en 1989, agotado, se retira. Como un soldado sanmartiniano y con la humildad que siempre lo caracterizó, luchó y logró se apruebe la ley de lemas en la provincia. La pléyade de genios que siempre lo acompañó lo había convencido que en las elecciones para gobernador del año 1991 podía, tranquilamente, "ganarle a todos juntos". Perdió. Esa derrota le dio nuevas fuerzas y se sacrificó como diputado nacional, no es menos cierto que en ese tiempo se estuvo preparando para que la gente vea al verdadero trabajador que bregará por su felicidad, la del pueblo, por supuesto. Porque ahora sí, ahora le toca a la gente. Antes, mientras se preparaba para esa labor, los beneficiados fueron sus parientes y amigos. A algunos los hizo diputados, a otros concejales, a otros colaboradores de impuestos, de tasas, patentes de automotores, a uno de ellos lo hizo primero camarista y luego ministro y a otros empleados de alguna repartición oficial. Pero eso lo hizo mientras se sacrificaba, cuando lo apodaban el Vasco y se estaba preparando para hacer lo que sabe y le gusta de corazón: controlar el agua que utilizará la gente y los derechos del usuario. Ahora sí, ahora pienso que desaparece para siempre de la tragicomedia política de nuestra provincia el Vasco Usandizaga y aparece, para felicidad de la gente, el doctor Horacio Daniel Usandizaga, que para diferenciarlo de su etapa anterior, pienso que con afecto, la gente debería llamarlo el Gallego Usandizaga, el especialista en agua. Parece un chiste, pero no lo es, y el otrora Vasco, para mí ya el Gallego, no sólo tenía la cabeza dura, la cara también.
Juan Carlos Vennera, abogado
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